4.- CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO PARADIGMA
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El nuevo paradigma cristiano es un pa-radigma liberador.
Es la aportación de la Teología de la Liberación. El cristianismo tiene que ver
con la situación esclavizan-te de la sociedad en gran parte de la hu-manidad,
sobre todo en el Tercer Mundo, pero también en el mundo más desarro-llado. El
nuevo paradigma opta por los pobres y se compromete en su liberación. La
salvación que promete se llama libera-ción de toda opresión y esclavitud. Y
ello a realizar no en el más allá, en el Reino de los cielos, sino a iniciarlo
en este nuestro mundo, mediante el compromiso libera-dor de los seguidores de
Jesús de Naza-ret, contra toda forma de esclavitud y explotación.
Es también un paradigma moderno, no teísta. La
modernidad no acepta la ima-gen de un Dios en las alturas, que dirige desde los
cielos el devenir del cosmos y de toda la humanidad. La ciencia rechaza la
visión de los dos pisos, el de arriba lugar de estancia del Dios Omnipotente, y
el de abajo donde vivimos los humanos y los demás seres del universo. Dios
existe en la profundidad del ser, es la fuente de la vida y del amor. Existe un
solo piso, el cosmos, que avanza dirigido por la ener-gía evolutiva cósmica
hacia la plenitud de todos los seres y de todo el universo.
El nuevo paradigma es ecológico. A
conse-cuencia de una lectura literal del Génesis el cristianismo ha defendido
un exacerbado antropocentrismo, en el que el hombre ha sido el centro del
universo. Todo ha gira-do en torno a su figura, llamado a domi-nar al resto de
los seres y a toda la natura-leza. Esta visión cosmológica ya ha caído ante los
nuevos conocimientos científicos. El universo ha sustituido al ser humano en su
centralidad. El nuevo paradigma tiene como centro al cosmos, el universo en su
totalidad, y no el hombre. La ecología nos enseña que todos los seres del
universo están en relación y dependencia los unos de los otros. Todos los seres
están conec-tados. Existe una estrecha relación entre los organismos vivos y el
ambiente en el que se desarrollan. El ser humano ha reci-bido la misión del
cuidado del resto de los seres vivos y de la naturaleza en general. Su vocación
es la cultura del cuidado.
Es además un paradigma pluralista. El
cristianismo como religión no es la única existente en nuestro planeta. Existen
mu-chas religiones en cuanto intentos huma-nos de acercarse a Dios. No es
tampoco la única religión verdadera, fuera de la cual no exista la salvación.
Es una más dentro del pluralismo religioso. Todas son verda-deras religiones.
El exclusivismo religioso del cristianismo está fuera de lugar. El Dios con el
que quieren relacionarse las religiones es el mismo en todas ellas, el
fundamento del Ser, la fuente de la Vida y el origen del Amor.
El nuevo paradigma cristiano es un para-digma feminista,
en el que varón y mujer tienen la misma categoría e importancia. Estamos
acostumbrados a que el varón sea superior, por aquello de que la mujer ha sido
creada de una costilla del varón, según el relato del Génesis. Pero este relato
es mítico, no histórico, como la mayoría de los relatos bíblicos, tanto del
Primer Testamento, como del Segundo. Las religiones son mayormente
patriarca-les, porque han nacido en culturas que han concedido prioridad al
varón por en-cima de la mujer. Por esto los intermedia-rios entre Dios y el ser
humano son varo-nes, también en el cristianismo. En la cul-tura moderna hay una
tendencia clara a que la mujer tenga las mismas oportuni-dades que el varón y
ocupe puestos de importancia igual que el varón, porque no hay superioridad del
uno sobre la otra.
Es el nuevo paradigma pos-religional, más allá
de la religión. La religión es pro-ducto del neolítico agrícola, pero no
vivi-mos en una sociedad agrícola, ni siquiera industrial o pos-industrial. Hoy
se las de-nomina como sociedades de conocimien-to, de constantes cambios (M.
Corbí). La religión ya no tiene cabida en estas socie-dades. La espiritualidad
a la que se aspira es laica, no religional. Está fundada en una ética
humanista. Un ética que desarrolla los derechos y los valores humanos, y los
que tiene la Naturaleza. El nuevo paradig-ma no se fundamenta en los
mandamien-tos divinos, sino en la dignidad de la per-sona humana, en la
construcción de una vida digna y justa para todas y todos. El nuevo paradigma
no está dependiendo de una legislación que procede directamente del Dios en las
alturas y legislador.
Es, finamente, un paradigma que tie-ne en cuenta la
nueva arqueología. Nos referimos al nuevo paradigma sur-gido de los
recientes descubrimientos arqueológicos sobre la antigüedad bí-blica. Los últimos
hallazgos han puesto en tela de juicio la historicidad de la mayoría de los
relatos bíblicos. La Biblia no es un libro histórico, sino una gran metáfora.
Los relatos mayoritariamente no son históricos, sino míticos, creados por
autores humanos para enaltecer al pueblo judío y darle ánimos en tiempos de
desaliento y zozobra. El quehacer al que nos lanza el presente paradigma es a
la búsqueda del relato que subyace en el relato mítico. La nueva visión de la
arqueología nos invita al descubri-miento de ese nuevo relato que se en-cuentra
debajo del relato bíblico literal.
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