jueves, 26 de mayo de 2016

1.- EN LA MONTAÑA

1 - EN LA MONTAÑA
Cuando nació aquel niño cuentan que fue adorado por pastores y reyes pero también quisieron eliminarle. Apenas se hizo adolescente comenzó a observar lo que su alrededor ocurría; se asustó y desapareció. Larga ausencia la suya. Volvió de nuevo y se dio a conocer –ya tenía treinta años-. Y lo hizo a orillas de un mar en donde dos hermanos pescadores lanzaban las redes desde su barca.
-Dejad ese oficio y venid conmigo a pescar hombres–, les dijo con voz misteriosa.
Ellos, y otros diez más, le siguieron como corderos amaestrados. Y formando una gran familia recorrieron muchos territorios proclamando una nueva y revolucionaria doctrina que rápidamente arraigó en los humildes y perseguidos. Su primera proclama impactó entre sus oyentes:
Afortunado el que en la sencillez vive, a la vida sonríe y de ella goza.
Afortunado el que duda y busca incansable la secreta respuesta.
Afortunado el que tiene fe y sin molestar la vive y muestra.
Afortunado el que, sin tenerla, con los que la poseen sin ira conversa.
Afortunado el poeta en cuya pluma anidan múltiples trinos de amores y penas.
Afortunado quien saluda sin antifaz, con ojos claros y risa abierta.
Afortunado el que trabaja a gusto, sin agobios, con el placer de la obra bien hecha.
Afortunado el que se acepta así mismo sin envidiar al egoísta que progresa.
Afortunado el que sabe compartir lo que tiene sin esperar recompensa.
Afortunado el que ante el sufrimiento ajeno se compromete y no se ausenta.
Afortunado el que llega a la vejez y la vive sin renunciar al misterio que se le acerca.
Afortunados, afortunados todos ellos porque al final del camino, sosegado el cuerpo,
lo desconocido les será mostrado en una gran fiesta.

Pirineo Aragonés. BUBAL.

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