RECUERDOS Y VIVENCIAS EN LA HOAC ( I I )
POR UN MUNDO MÁS JUSTO.
Del
pueblo a Madrid
Habíamos
quedado juntarnos en la Puerta del Sol aquella tarde del primer sábado del mes
de octubre de 1.968.
Como ha sido
siempre habitual en mí llegué con anticipación. Estuve paseando delante de la
puerta (Puerta del Sol) de lo que era
entonces la Dirección General de Seguridad, hoy sede de la Presidencia de la
Comunidad de Madrid cuya titular es, en el momento que escribo, Esperanza
Aguirre y Gil.
Allí en el
kilómetro cero de las carreteras radiales españolas, la Nacional I, Madrid-Irún; la N.
II, Madrid-La Junquera; La N. III,
Madrid-Valencia; la N. IV, Andalucía; y la V y la VI, Extremadura y La Coruña
respectivamente, esperé hasta el momento en el que divisé en la
entrada de la plaza por la calle de Preciados a dos individuos que venían
mirando la hora en el reloj oficial de España. El uno parecía más importante
que el otro puesto que venía cubierto con una preciosa capa negra con ribetes y
lazos rojos. Casi no los conocía. El “acompañante” era José María Gracia Ochoa
y “el señor importante” era el también compañero de curso del Seminario de
Zaragoza, Gregorio Ciria Laglera.
Ellos estaban
estudiando en el Instituto de Adaptación Pastoral Latino-Americano (IAPLA) en
Madrid para ir de misioneros a Iberoamérica, y yo acababa de llegar al Colegio
de Pastoral Misionera para Emigrantes, “Migrans”, ubicado en la calle Román del
Valle, s/n, en el Gran San Blas - Madrid-17, para ir de capellán de emigrantes
al país europeo al que fuera destinado. Gregorio y José María irían a México.
Gregorio, se ha quedado allí, y José María ha vuelto a Zaragoza en su
jubilación.
Era el primer
fin de semana nuestro en la capital de España y queríamos husmear un poco por
la movida madrileña de entonces. Prácticamente todo quedaba ubicado en las
calles adyacentes tras el edificio de la Dirección General de Seguridad.
Entramos por
la calle Espoz y Mina recorriendo el entonces “meollo” de Madrid, sus calles
estrechas llenas de bares, restaurantes, tabernas y diversos servicios muy
demandados por las gentes, hasta llegar a la plaza Mayor. Todo un mundo
desconocido por mí. Mucha gente, mucho bullicio, músicas, olor a taberna. Gente
entrando y saliendo de los establecimientos constantemente. Pinchos, cervezas,
tintos y blancos, y café, mucho café, era lo que se consumía. Un mundo
fascinante para nuestros treinta años de vida recorridos. Doce años continuos
en un riguroso internado, el Seminario, dedicados al intenso estudio, a la
oración, y al deporte. Cinco años intensos en el ambiente rural como curas de
pueblo, y de pronto nos encontramos en un mundo “mágico” como de ensueño creado
por la vorágine de la Capital de España, Madrid.
Restaurantes,
bares y salas de fiesta que a modo de recopilación de aquella época, nos
recuerdan los nombres de: Corinto,
Universal, Noche y Día, La Rosa de oro, La Tasca, Corral de la Morería, El
Pirata, El Pulpito, La Romería Andaluza, Las Cuevas de Luis Candelas, Gran
Taberna Gitana, Morocco, Moulin Rouge, Canasteros, Duende, Las Brujas… (1)
Nosotros
entrábamos en los que nos parecían más discretos y eran más asequibles para
nuestra economía. Pero los nombres titulares de los establecimientos nos
llamaban poderosamente la atención.
El “Señor de
la Capa”, nuestro Gregorio Ciria, venía de Monegrillo; José Mª Gracia Ochoa
había dejado el pueblecito zaragozano de Perdiguera; yo acababa de llegar de
los Meandros del Ebro en Cinco Olivas, Alborge y Sástago. Tres curitas de
pueblo camuflados entre la muchedumbre. Una sensación extraña impregnada de
libertad. “El Señor de la capa y los acompañantes”. La capa le caía “bordada” a
aquella figura alta, delgada, estilizada, de facciones finas y blancas, que se
hacía acompañar por dos personas a derecha e izquierda, y que era el centro de
las miradas. Era un placer sentir el anonimato entre tanta gente por aquellas
calles estrechas tras la Puerta del Sol y de la Plaza Mayor de Madrid. Una
familia de Monegrillo (Los Monegros), le había hecho el regalo de una capa
antigua transmitida de generación en generación que habían usado sus
antepasados. Era un precioso regalo que Gregorio quiso estrenarlo en el casco
antiguo de Madrid.
Por cierto yo
estoy también en posesión de una capa similar de la familia de mi esposa
procedente de Azuara y de Belchite. Toda una reliquia. Al igual que un antiguo
bastón que lleva incorporado en su interior un espadín de hoja tridimensional y
muy afilada.
Real Casa de Correos de la Puerta del Sol (Madrid), sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
(Para más
información sobre el edificio ir a:
A las nueve de
la mañana del lunes estábamos ya los tres en el IAPLA (Instituto de Adaptación Pastoral Latinoamericano)
para recibir nuestras clases de preparación para nuestros destinos como
sacerdotes misioneros. Los del “Migrans” teníamos en común las clases por la
mañana con los del IAPLA. Las tardes las dedicábamos a lo específico nuestro
según nuestros destinos. Hispanoamérica los unos, y Europa los otros.
Si el impacto de la movida madrileña de
entonces fue grande en nosotros, más grande fue la movida intelectual y
académica que recibíamos en el IAPLA. Recordemos que estamos en Otoño de 1.968.
Profesores
progresistas. Libros multicopiados y traídos clandestinamente a España (durante la Dictadura de Franco, los libros publicados
en el resto de Europa entraban a España con cuentagotas). Nuevas
ideas que al escucharlas te “quemaban”, pero que al mismo tiempo te daban luz y
vida. Todo el mundo occidental era un hervidero. El Concilio Vaticano II había
terminado. Sus conclusiones impactaron en todo el orbe católico. El Mayo del 68
francés extendía su sombra, mejor su luz, por Europa y América. La “miseria” en
la que había quedado Europa por el desastre de la guerra se estaba superando
ampliamente. Los curas obreros cada vez eran más numerosos. Las Comunidades
Cristianas de Base florecían por todas partes debido a la apertura de par en
par de las ventanas de la Iglesia por aquel abuelo, el papa Juan XXIII.
Gregorio Ciria, José Mª Gracia Ochoa y yo, compañeros de curso en el seminario
desde niños, vivíamos intensamente aquel ambiente intelectual. Nuestro trabajo
como curas de pueblo era ampliamente recompensado con aquel baño de doctrina
humanista y cristiana que abría caminos insospechados para todo el mundo.
Éramos felices y no perdíamos el tiempo.
La Teología
oficial era ampliamente superada. De la Teología Dogmática se pasaba a hacer
hincapié en la Teología Política. En Hispanoamérica comenzaba la Teología de la
Liberación. Y los de la HOAC con Tomás Malagón construían la Teología Social.
Teología hecha desde abajo, desde las bases cristianas, desde el esfuerzo y
desde el sufrimiento por el trabajo arduo y mal recompensado de la clase
trabajadora; trabajo realizado con el sudor de sus frentes, y desde su fe que
se veía zarandeada por el maremoto ideológico del entorno. No era una teología
elaborada desde los despachos oficiales. Ni tampoco por los que habitualmente
estaban instalados en un trabajo
realizado con el sudor del de enfrente.
Pocos sábados
volveríamos a juntarnos en las calles tras la Puerta del Sol. No teníamos
tiempo. Yo procuraba acercarme cada vez más a la HOAC y a la ZYX. Cursillo de
fin de semana que se organizaba en Segovia, cursillo que no me perdía.
La ZYX tenía
alquilada la Casa de Ejercicios Espirituales del obispado de Segovia que
dirigía el amigo Félix Díaz, donde se realizaban casi todas las actividades
formativas para los militantes de la HOAC y seguidores de la ZYX.
En el IAPLA
hicimos cursillos sobre Iniciación al Marxismo y Comunismo con el sacerdote y
profesor Ricardo Alberdi.
Especialmente
intenso fue el Cursillo de El
Proletariado del P. Ricardo Alberdi del Instituto Social “León XIII”,
Madrid, octubre de 1.968. Estos cursillos fueron impactantes. A través de mis
ojos abiertos como platos, se abría también mi entendimiento. Un escenario
insospechado se mostraba ante mí. Comenzaba a hacerme intelectualmente
“adulto”. Emocionalmente quedaban atrás mis niñerías, como dijo en su día el
mismo San Pablo al describirse como hombre cristiano. (1ª Carta a los Corintios, 13, 11-13). (2)
La visión del
proletariado de Alberdi era extensa y completa. Sin cortapisas. Sin límites. La
forma de presentar este tema, como los demás temas de tipo teológico,
antropológico y social que se impartían en el Centro de Estudios, era
totalmente distinta a la impartida en el Seminario. No había barreras
religiosas en la inmersión y en el estudio de todos los temas. No había
adversarios a los planteamientos que se hacían, sino compañeros de camino en
busca de la verdad. El mundo al que nos íbamos a enfrentar exigía estar bien
preparados.
En todo caso,
Alberdi, se limitaba al final de todo su trabajo a hacer algunas observaciones
sobre las “ideas cristianas de las que proveníamos”. Y así lo hacían los demás
profesores. La postura venía a ser más o menos ésta: “hay que conocer todo lo
más posible la realidad del mundo y de su historia, pero teniendo cuidado con
no traspasar la barreras de nuestros Dogmas”.
El estudio del
Marxismo y del Comunismo de la mano de Tomás
Malagón, sacerdote y teólogo, fundador con Guillermo Rovirosa de la HOAC y
de la ZYX, después ZERO, era otra cosa. Aunque después volveré sobre este tema,
quiero dejar clara la diferencia en el tratamiento y estudio de estos temas.
(3)
Con Malagón,
no estudiábamos solo el Marxismo, es que nos hacíamos marxistas sin ninguna
cortapisa, sin ninguna pega, sin ningún límite, sin ninguna crítica a Carlos
Marx, al menos en la aceptación del esfuerzo que hizo Marx para comprender el
mundo y su historia. Si nos queríamos meter de lleno en el “mundo proletario”
en el que vivían las clases trabajadoras de entonces, “teníamos que hacernos
marxistas”. Así, sin más. A imagen y semejanza como decíamos en teología que
Dios se hizo Hombre y se encarnó en Jesús de Nazaret. Nosotros nos hacíamos
marxistas. Marxistas, anarquistas, socialistas, existencialistas, e incluso
ateos. Ateos, al menos, metidos en su visión, y haciendo esfuerzo por
comprenderles, aceptando sus críticas a la religión, aceptándolos tal como
eran, y desde ellos buscando una salida común, para ellos humanista, para
nosotros humanista y cristiana.
A partir de
nuestro bautismo marxista, el esfuerzo lo hacíamos para compaginarlo con
nuestra fe en el Mensaje de Jesús de Nazaret. Para ello estudiábamos la
Historia de la Iglesia y de los Dogmas Católicos dialécticamente (con el
método dialéctico marxista ahondando en el análisis que Marx hacía descubriendo
los niveles en los que la sociedad está estructurada: el nivel de lo económico,
de lo social, de lo político, de lo cultural y de lo religioso) afinando
las definiciones dogmáticas, y entresacando qué es lo que se quiso decir con
ésta o la otra formulación dogmática en los tiempos en los que se hicieron y el
por qué se hicieron, hasta encontrar un equilibrio entre nuestra fe y nuestra
visión marxista. En el fondo, todo lo que procede del hombre puede
confraternizarse mediante un diálogo serio, riguroso y sin prepotencias.
Entre la
postura intelectual de Tomás Malagón, la nuestra como militantes de la
HOAC-ZYX, y la expresión de Luis Roda Cerdán en la actualidad, hay nada menos
que cuarenta años de distancia.
Toda la
Naturaleza es Dialéctica. Por tanto el hombre y su historia son dialécticos. La
Sociedad es dialéctica. Las relaciones entre los hombres son dialécticas. Nos
guste o no nos guste. Es algo que es así. Dios también es Dialéctico (recordemos el misterio de la Santísma
Trinidad). Pero volveremos sobre el tema.
Se acercaba ya
la navidad del 68, y con ello el final de nuestra estancia en Madrid, cuando
fuimos informados de nuestros destinos como Capellanes de Emigrantes.
Mi destino fue
la ciudad de GAP en Francia.
Se me dijo:
“Te enviamos ahí porque eres el que mejor puedes desarrollar, de los que estáis
en esta promoción, una buena labor con los españoles emigrantes”. Esto me lo
decía el Rector del “Migrans”, don Efrén Lobo, un sacerdote procedente de
Segovia, y perteneciente al OPUS DEI.
La verdad es
que yo debía tener buenos informes de don Vicente García Chus, sacerdote de la
OBRA en Zaragoza, y muy querido por mí. Yo entonces estaba bajo una cierta
influencia del OPUS.
Gap es una localidad y comuna
francesa, capital del departamento de los Altos Alpes,
con una población de 32.262 habitantes (1999) según datos del INSEE. Es la cabecera de
seis cantones: Campagne, Centre, Nord-Est, Nord-Ouest, Sud-Est y Sud-Ouest.
Vista de la
localidad de Gap en el valle del rió Luye.
A medida que
yo me iba empapando de la visión sobre el mundo que se tenía en la HOAC-ZYX, me
despegaba de la posible influencia en mí de la visión del mundo que se tenía en
el OPUS DEI.
Eran visiones
totalmente diferentes, y aun opuestas. La HOAC tenía una fe, una teología y un
método que partía desde abajo, desde el trabajador, encarnados en ellos, hechos
una misma cosa con ellos. Era una fe en la Encarnación de Dios en Jesús. Una
teología que arrancaba desde la experiencia y vivencia de la fe de los
trabajadores cristianos. Un método que se creía, y se sigue creyendo, como más
justo y eficaz para trasformar la sociedad, y ello según el Evangelio. Trasformar
la sociedad desde ellos, con ellos, y para ellos.
El OPUS, a mi
modo de ver, es una visión desde arriba, desde el que parece ser “tiene más
posibilidades de hacer el bien”. Sería una postura similar a esta: “yo sé mejor
que tú lo que te conviene”. “Por tanto debes aceptarlo con los ojos cerrados”.
“Por lo que es muy importante ocupar los puestos más importantes en la sociedad
para desde ellos poder cristianizar a las gentes más y mejor”.
(El Opus Dei: fundado por José Mª Escrivá de Balaguer en 1928. Era
una asociación de fieles católicos que buscaba la santificación personal de sus
miembros. Adquirió gran importancia en la España de los años sesenta).
Yo me sentía
feliz porque había encontrado mi camino como sacerdote, pero sobre todo como
hombre. Tenía por tanto una gran ilusión por desempeñar mi labor sacerdotal en
la tierra que había acogido a mi padre en su exilio como refugiado por causa de
la Guerra Civil Española. Era un deber para mí ofrecer mi vida al servicio
especialmente de los trabajadores españoles en Francia. En ese tiempo mi padre
había trasladado ya su residencia a España. Pasó de desempeñar una labor de
viticultor en Burdeos a un trabajo de peón de albañil en Zaragoza.
El alimento
espiritual e intelectual que recibía de la HOAC, así como el arropamiento
humano por parte de sus militantes, me llenaba plenamente y daba seguridad e
ilusión a mi vida.
Tengamos en
cuenta que estamos hablando del otoño del 68. El mundo estaba muy convulso.
España iba rompiendo las ataduras de la dictadura de Franco. Pero Franco tenía
muy bien todavía agarrada “la sartén por el mango”.
(El Universo
(universo.com) en Abril 15, 2008 MADRID, España | AFP, publicaba un artículo en
el 40 Aniversario en el que entre otras cosas decía lo siguiente:
“Mientras en
París los estudiantes se rebelaban en mayo del 68, España, una dictadura
franquista aún fuerte aunque a punto de entrar en su época de declive, hacía
frente a los primeros asesinatos de ETA y a la pérdida de Guinea Ecuatorial en
África”.
“La dictadura
de Francisco Franco (1939-1975) se encontró enfrentada así a un grupo armado,
que apenas dos meses después de su primer asesinato mataría al policía Melitón
Manzanas, considerado un símbolo de la represión franquista”.
“Manuel Fraga
Iribarne, ministro de Información y Turismo, el 12-10-68 firmó el acta de
independencia de Guinea Ecuatorial”. Ver en:
La HOAC y la
ZYX estaban en entredicho no solo por el poder franquista sino también lo estaban por la Jerarquía
Eclesiástica. El Arzobispo Morcillo que me había ordenado sacerdote en Zaragoza
estaba rigiendo la Archidiócesis Madrileña. Deseaban “cargarse” aquella HOAC
que presidía Francisco Mera Bermejo antiguo militante comunista catalán y
convertido al cristianismo en el contacto con el también catalán Guillermo
Rovirosa, fundador de la HOAC.
(Pepe Juárez,
militante de la HOAC de Málaga en un trabajo titulado “Aproximación a la Historia de la HOAC de Andalucía en el contexto de
la HOAC española” viene a decir:
"En 1963
comienzan los planes de desarrollo de la mano de los tecnócratas del Opus Dei.
España abandona su reducto del subdesarrollo y se convierte en la décima
potencia industrial. Promovido por el arggionamiento
conciliar y avivado por la revuelta del clero y la izquierda católica, el
desgaste profundo de las relaciones de la Iglesia con Franco desemboca a partir
de 1969 en desavenencia continua.
La policía no
tiene duda de la combatividad de los clérigos en la oposición y el uso de
dependencias eclesiásticas como infraestructura de actividades subversivas.
Los
franquistas acusan a la Iglesia de aprovecharse del fuero eclesiástico para
actuar impunemente contra el régimen." (García de Cortázar)
“La
pertenencia de los militantes de la HOAC a distintas organizaciones políticas,
vecinales y sindicales va creando una forma distinta de ver el compromiso y a
la propia HOAC
La actuación
de la Jerarquía eclesiástica sobre la Acción Católica, e incluso no aceptar el
nombramiento de Francisco Mera como Presidente, crea una situación de crisis en
la HOAC cuya resolución la facilitará en 1969 el Cardenal Casimiro Morcillo con
el compromiso de mantener un estatuto propio. En la resolución de esta crisis
tuvo un papel muy importante la incipiente Zona de Andalucía.
En la IX
Reunión Nacional de Estudios celebrada en Almería 1967 se intenta salir de la
crisis o por lo menos dar una respuesta a la misma. La situación se agudiza en los dos plenos de Presidentes celebrados en
1968. En la XI Reunión Nacional de Estudios celebrada en Pamplona en 1969
se ponen de manifiesto todas las tendencias y diferencias en el seno de la HOAC
lo que definitivamente provoca una crisis que amenaza con su disolución, hasta
el punto de que las diferentes enciclopedias o libros especializados de
historia dejan de mencionarla desde ese año. Ver en:
REMOVIENDO CONCIENCIAS
Removiendo conciencias.
Al terminar mi
jornada escolar y especialmente los fines de semana lo dedicábamos a la
distribución de los libros ZYX, después ZERO. Unos cuantos militantes de la
HOAC, teníamos como compromiso temporal la extensión de aquella tarea
socio-cultural, la difusión de los libros de la editorial, de la mano del
coordinador-delegado, Damián Velásquez Vaos. El amigo Damián.
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De su padre heredó un radical
amor a la verdad. Estas dos cosas marcarían la vida de Rovirosa hasta
el final. (1.897-1.964) http://www.guillermorovirosa.com/noticias110.htm
Los libros
sobre: “formación social”, “historia”, “temas de actualidad”, “literatura y
arte”, y en especial la “colección lee y discute”, “promoción del pueblo”, “se
hace camino al andar”, y “pueblo de Dios”, nos los quitaban de las manos por el
interés que despertaban los temas y por lo asequibles que eran sus precios. La
gente tenía ganas de “comer pan blanco”; es decir, de leer libros sin pasar por
la censura previa. (4)
Por otra parte
empezaban a entrar en España clandestinamente los libros de Ruedo Ibérico.
(RUEDO
IBÉRICO. Editorial fundada en 1961 en París por cinco refugiados españoles de
horizontes políticos diversos con clara orientación antifranquista.
Publicó libros de historia, economía, sociología y política
prohibidos por la censura en España. En 1977 se trasladó a España y en
1982 cerró. Publicó también la revista Cuadernos
Ruedo Ibérico (1965-1979)
en la que colaboraron J. Goytisolo, Joaquín Leguina, Jorge Semprún, Pasqual
Maragall, F. Claudín y otros).
Veamos
algunos primeros títulos de las diversas colecciones de la ZYX a modo de
ejemplo: ¿De quién es la empresa?-G.Rovirosa;
Pablo Iglesias, de su vida y de su obra-Julián
de Zugazagoitia; Fugger, banquero del
emperador-J.Ruiz Carnal; El primer
traidor cristiano, Judas el Apóstol-G.Rovirosa; Personalismo obrero-Carlos Díaz; La miseria de los zapatos-H.G.Wells-El mercado-E.Bellamy; El
Apocalipsis-J.Gómez Casas; Las dos
vías de la teología-B.Lambert; (4)
Aquel
movimiento socio-cultural de “anarquistas de corte cristiano”, como diría en su
día el historiador Manuel Tuñón de Lara, era calificado por el ministerio de la
Gobernación de Franco como “subvertores de conciencias”. (5) Para nosotros era
el mejor piropo que nos podían echar. Jesús de Nazaret llamaba a la gente a ser
“levadura en la masa” (Lucas, 13, 21), “fermento”, “semilla de mostaza que es
chiquita cuando se siembra pero que después viene a ser un árbol grande”,
“grano de trigo oculto bajo tierra que después dará mucho fruto”, etc.
Cuando la
gente que me conocía me veía vender libros en una pobre mesa en la plaza de
Aragón, donde estaban entonces las estatuas de la “Bella durmiente” y la “Mujer
pobre”, unos se admiraban, y se escandalizaban otros. Más de una vez los
“Guerrilleros de Cristo Rey” me rodearon mofándose de mí. Pero nunca pasó nada
porque nuestro permiso de vendedor ambulante estaba siempre en regla, y los
libros habían pasado la censura establecida por el Señor Fraga Iribarne.
Llegó un
momento que el Gobierno de la Nación se cargó la Editorial ZYX para cortar
“aquella mancha de aceite que se iba extendiendo”. Al día siguiente aparecía la
Editorial ZERO, cuya documentación legal, y con nombres nuevos, permanecía
archivada en un cajón por “si algún día hacía falta”. ZERO era hija de la
anterior, y ZYX quedaba como distribuidora en exclusiva de todos sus libros. Si
la primera tenía su sede en Madrid, la segunda la tendría en Bilbao. Pero todo
era lo mismo. Todo continuaba igual. Seguimos distribuyendo los libros en todo
tiempo y lugar.
Un día
decidimos llevarle un buen muestrario de libros ZYX al sacerdote Félix Cardiel
que estaba de cura párroco en Azuara. Se quedó unos cuantos. No había pasado un
año cuando después de pedir su traslado a Zaragoza se le destinó a la parroquia
de Ntra. Sra. de Nazaret en el Picarral. Al poco tiempo Cardiel se hizo cura obrero
trabajando de peón de Albañil.
Con los libros ZYX-ZERO nos pateábamos todo
Aragón. Los barrios, las fábricas y la universidad, eran nuestro campo de
trabajo preferido en Zaragoza.
Las reuniones
de los equipos de revisión de vida y acción, tanto de la HOAC como de la JOC,
nos empujaban constantemente. Aquel “ver, juzgar y actuar” era un cocedero de
militantes cristianos. Había apoyo humano, reflexión constante, corrección
fraterna, iluminación de las propias ideas con las ideas de los demás y todo
visto a la luz del Evangelio.
Eran personas
como Angel Liso y su esposa María, Dionisio Santolaria y Tita Bravo, Fermín
Ezpeleta y su mujer Dioni, Enrique Subiza y María, Torrecilla, Ángel Pelét,
Jesús Arcusa, Daniel Aldana, José del barrio de La Paz, Arellano, las hermanas
Montalbán, Agustina, Julia y María José, Marisa Sanjuán, el consiliario de la
HOAC Gregorio Forniés, Javier Bolsa, el Consiliario de la JOC Vicente Rins,
José Luis García Remiro y D. José Bosquet que les dejaba plena libertad para actuar
en el barrio de Oliver. Igualmente ocurría en la Parroquia de San Eugenio Papa
en Torrero con los sacerdotes Fermín Sanz, Ignacio Zamboray; en Nuestra Señora
de La Paz con Cesar Royo y Miguel Lozano; en el barrio de las Delicias con
Daniel Ortega y en el Centro CODEF con José Luis Cuartero; en el Picarral en la
Parroquia de Ntra. Sra. de Belén con los jesuitas Luis Anoro, Carmelo Martínez,
Álvaro Alemany, el Padre Juan Acha; y tanta gente que trabajaba en la sombra,
silenciosamente, calladamente, en el más estricto anonimato, pero no menos
eficaces en los objetivos que nos marcábamos, eran gentes instaladas
permanentemente en una labor de “intendencia” y de apoyo “subversivo”,
necesario, fundamental, y cristiano.
Compromiso
cristiano, cultural, político y sindical que desembocaba en una USO (Unión
Sindical Obrera) clandestina, campo directo de trabajo de cara a todos los
trabajadores. El trabajo codo con codo con los partidos clandestinos que
actuaban en Aragón era obligado. Todos éramos “caminantes haciendo camino al
andar”.
Nosotros lo
teníamos claro, más que hacer una Iglesia hermosa y fuerte, deseábamos hacer un
mundo más justo, un “mundo mejor” como el predicado por el Padre Lombardi en
las décadas de los años 50 y 60, pero con mayor radicalidad, pues no solo iba
dirigido a la conversión personal del individuo, sino que denunciaba las
estructuras de poder y de abuso de los trabajadores, y causa de la pobreza en
el mundo, el Capitalismo. En definitiva deseábamos trabajar por la construcción
del Reino de Dios y su Justicia, meollo del Evangelio de Jesús de Nazaret.
Deseábamos una sociedad más justa.
Buscábamos la libertad para construir un
mundo más justo. Este principio era fundamental en la HOAC de Rovirosa.
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Tomás Malagón repetiría muchísimas
veces que lo importante era la plena disposición para el seguimiento de Jesús
de Nazaret y de su mensaje: “trabajar por el Reino de Dios y su Justicia que
comienza ya en nuestra historia”.
Pobreza,
castidad y obediencia para obrar con plena libertad. Y la libertad para
construir ese Reino de Dios y su Justicia para todos los hombres, en especial
para los más pobres.
La pobreza en sí misma es una desgracia. La
pobreza personal y voluntaria para ser más libre en el seguimiento de Jesús de
Nazaret y cumplir su mensaje construyendo un mundo más justo, por encima de
todo, es la “perla preciosa” de la que se habla en el Evangelio. (Mateo, 13, 44-52).
La castidad en sí misma es una limitación
de las posibilidades del hombre y de la mujer. Y una limitación por ser Eunucos
que “propter se castraverunt”, para satisfacción propia. La castidad adquiere
su pleno sentido cuando es para ser más libre en función de la construcción del
Reino. Entonces la castidad se convierte en un valor evangélico. (Mateo, 33, 1-2).
La obediencia a las personas suele
conducir al borreguismo, a la idolatría, a “castrarse” al servicio de otro
hombre. Es aquello de “estar al sol que más calienta”. No lo es aquello de: “Nunca
más servir a señor que se me pueda morir”, que decía San Francisco de Borja,
(1.510-572).
(Ver sobre él
en: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/francisco_de_borja.htm
).
Si a algo, o alguien, tiene que obedecer el
cristiano debe de ser al Mensaje de Jesús, a ese Reino de Dios y su Justicia
que empieza “hic et nunc”, aquí y ahora. Entonces esa obediencia se convierte
en un valor incalculable. (Mateo, 6,24 y Lucas,
16, 13).
En definitiva,
ser pobres para ser libres. Fuera
ataduras, fuera impedimentos, fuera excusas. Pobres para ser libres como “los
pájaros del cielo y las flores del campo” según decía el Nazareno. (Mateo, 6, 28).
Ser castos para ser libres. Castos con
pureza de alma y limpieza de corazón, como los niños. Sin ser esclavos de nada
ni de nadie. (Mateo, 18 3).
Y siendo pobres y castos ser obedientes,
no a persona alguna, sino al Mensaje de
Jesús de Nazaret que fue capaz de
jugarse la vida por el Reino que predicaba, Reino de Justicia y de Paz. (6)
En una
oportunidad, y ante el peligro de ser condenados por el poderoso Sanedrín, los
Apóstoles respondieron a la insistencia de aquellos señores: “Pedro, junto a
los Apóstoles, respondió:
“Hay que obedecer
a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a
Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo”. (Hechos
5, 29-30).
“Es una
entrega total y solidaria en mejorar el mundo a favor de los más oprimidos”. (Tomás
Malagón).
(En el
sentido indicado, es decir obediencia al mensaje y no a personas, es muy
interesante leer un libro muy enjundioso del Centre d´Estudis Cristianisme i
Justícia, titulado Idolatrías de
Occidente, de José I. González Faus, Xavier Alegre, Joan Carrera, Albert
Florensa, Alfons Banda, Jordi Armadans, Dolors Oller, y F. Javier Vitoria
Cormenzana. Barcelona, octubre, 2.004).
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