miércoles, 22 de junio de 2022

 

RECUERDOS Y VIVENCIAS EN LA HOAC ( I I I )

La formación en la HOAC

La formación en la HOAC.

Durante el año 1.969 y aprovechando algunos fines de semana y en mis vacaciones escolares, aproveché para hacer los cursillos de la HOAC-ZYX que me fueron posibles.
Entre los numerosos cursillos que se impartían y después de realizar el Cursillo de “Iniciación a la HOAC”, había uno muy importante que se titulaba “La fe en el mundo de hoy” (cursillo organizado por ZYX para promoción de nuestro pueblo), decía el subtítulo. (6)

Comenzaba la introducción aclarando el concepto de promoción integral del pueblo. Porque “promoción es una palabra muy desgastada, que ha perdido por el uso las aristas, como los cantos de un río”. Palabras que se han convertido en un tópico.
Promoción es el desarrollo de toda la persona y de todas las personas. Y ello en el orden económico, social, político, cultural y religioso. De tal manera que todo hombre desarrolle sus posibilidades, a imagen de Dios. Es decir, todo lo que sea posible, y ello durante toda su vida.
Pero vemos que la situación real en la que vive una gran parte de la humanidad es de alienación. Porque una persona está alienada cuando no realiza sus posibilidades y aptitudes: a) porque las ignora, o b) porque no las cultiva, o c) porque se la expolian.
Para nosotros promoción es plenitud. Y Alienación es privación. (6)

Y entendemos promoción en un triple sentido:
- Económica porque el hombre es un ser de necesidades, es un ser esencialmente económico. Por tanto mientras no pueda satisfacer sus necesidades biológicas fundamentales, no podrá realizarse en estratos superiores.
- Socio-política porque el hombre es un ser que vive con otros hombres, nunca podrá desarrollarse a sí mismo aisladamente, si no lo hace en solidaridad y en colaboración con los demás. Lo que hace que el hombre sea un ser esencialmente social y político.
- Cultural o ideológica porque el hombre es un ser inteligente y libre que al mismo tiempo que transforma la realidad con su trabajo, se pregunta por el sentido de su existencia. Y da respuesta al sentido de su existencia, cuando se elabora una concepción del mundo coherente y global, una cosmovisión. Esa es la dimensión ideológica del hombre.
Nosotros, creyentes, pensamos que el hombre nunca se da a sí mismo una respuesta absolutamente satisfactoria, si no es en la abertura de todas esas posibilidades desarrolladas al máximo, hacia lo trascendente. Eso hace de él un ser fundamentalmente religioso.
Es todo el pueblo el que ha de promocionarse a la vez. Porque el hombre es un ser social, la promoción no puede ser nunca individual, sino que toda promoción es, al mismo que personal, comunitaria y colectiva. (6)

Los que no son creyentes han venido en decir a los creyentes: “vosotros, los cristianos, en tanto que pertenecéis a un grupo social llamado Iglesia Católica, habéis sido históricamente, y lo seguís siendo, un obstáculo para la promoción del pueblo.

Por tanto ser cristiano en el mundo de hoy es algo que ha de justificarse. Para la mayoría de los contemporáneos, el cristianismo ha pasado a ser, un conjunto abigarrado de hábitos sociológicos desprovistos de contenido, totalmente anacrónicos, y con una fuerte carga de reaccionarismo y conservadurismo.

En un mundo que sociológicamente  aparecía como cristiano, hasta la segunda mitad del siglo XX, era el ateo el que tenía que justificarse. Y lo hacía denunciando los fallos de orden intelectual o vital de los cristianos.

Los cristianos por su parte reaccionaban con la apologética, especialmente en el siglo XIX, pretendiendo demostrar la verdad de la religión cristiana, y justificar como fuera su trayectoria histórica. (6)

Los tiempos han cambiado. Nosotros en lugar de tener a los demás como adversarios y como enemigos, serán compañeros de viaje en busca de la verdad. Aceptaremos lo que haya de válido en las críticas que se nos hagan. Nos “tragaremos” su visión y sus críticas, las digeriremos, las haremos nuestras, y partiendo de esa “encarnación” en el otro, pondremos de relieve cómo el cristianismo a pesar de todo permanece, y pensamos que puede servir hoy para salvar las insuficiencias del hombre moderno. (Recordemos que estamos hablando según lo que pensábamos en el año 1.969).
Tenemos que hacer que los ateos, así como nosotros lo hacemos con ellos aceptando su visión, comprendan que es natural y posible, que siendo hombres de nuestro tiempo, podamos ser sin embargo, cristianos.

No se trata pues de imponer nuestra visión de las cosas, sino de dar razón de nuestras esperanzas, y de los motivos que tenemos para creer de manera que el no creyente pueda ver honradamente que es razonable que nosotros seamos cristianos, y desde ese plano establecer un diálogo y un contacto. No se trata de vivir frente a los otros, sino de vivir con los otros.
Justificándonos, obligamos a los otros a que a la vez se justifiquen. Porque en última instancia creer o no creer será una opción de la libertad, que no estará condicionada ni por el desarrollo científico, ni por el talante histórico. (6)

Pero a pesar de la actividad que había en la HOAC-ZYX, y quizás precisamente por eso, la presión por parte del Cardenal de Madrid Casimiro Morcillo González, (pensamos que a su vez era presionado por el Régimen de Franco), era muy fuerte. De tal manera que en la primavera del 69 intentaron clausurar los locales de la HOAC de C/. Alfonso XI, 4. Madrid-14. Los teléfonos de alarma entre nosotros funcionaron a tope. De toda España acudimos militantes para encerrarnos en nuestros locales.
Lo que yo estaba descubriendo sobre la postura del arzobispo Morcillo no lo podía creer. Morcillo, que en Zaragoza había sido el gran aperturista del Seminario con mirada clara y generosa hacia Hispanoamérica, y hacia todo el mundo, con aquella campaña de adobes para construir complejos parroquiales en los entonces barrios más humildes de Zaragoza, ahora se me presentaba como “El Gran Inquisidor”. Todavía siento en mi rostro el beso cálido de Morcillo en el día de mi ordenación sacerdotal en el Seminario de Zaragoza.
 (Ver en Subpórtica: El Dios de mi pequeña historia de L.M.G.:  
A Morcillo me lo habían cambiado. Los aires de Madrid procedentes del Pardo no le sentaron nada de bien.
Permanecimos encerrados hasta que hubo capitulación con el Arzobispado de Madrid. Por el momento quedó superada la situación. Aunque el fondo del problema permanecía. Permítaseme simplificar de esta manera el problema con esta frase: “Franco Sí, Vaticano II No”.

 Pero sigamos con nuestra formación
 
¿Por qué somos cristianos? 
Si tenemos presente la historia de la religión de los pueblos, descubriremos que a lo largo de los siglos, el hombre ha sido religioso.
Pero el modo de ser religioso ha estado en relación con las condiciones de desarrollo del hombre.
Fundamentalmente se pueden descubrir dos etapas:
1ª.- Religiones primitivas: es en realidad la mayor parte de la vida de la humanidad. Pero podemos preguntarnos: en el principio el hombre ¿era realmente hombre?
La religiosidad de este hombre estaba motivada por el temor ante los fenómenos de la Naturaleza. Y fueron surgiendo el Espiritismo, Animismo, el Culto a los muertos, la dicotomía entre los Espíritus malos y buenos, el Politeísmo con sus ofrendas de víctimas, sortilegios, ritos mágicos. El Monoteísmo: “un Dios que se impone a los demás”.
2ª.- Religiosidad campesina: al hombre cazador y pescador sigue el hombre agricultor. Con la agricultura la vida será más desahogada. Fue el invento de la mujer: el huerto familiar. Pero esta mayor facilidad de la vida, al descubrir las posibilidades que el cultivo de la tierra ofrecía, da lugar al mismo tiempo a un endurecimiento en las relaciones humanas. Aparece la lucha por apoderarse de lo del otro. Aparece la explotación y la tiranía. Es la civilización agrícola. También aparecen hombres inconformistas que luchan por mayor cuota de justicia: Buda, Zoroastro y los Profetas de Israel. Más tarde aparece el hombre del comercio: y al concentrarse la agricultura da lugar a los Imperios Antiguos. Por otro parte el Comercio concentrado dará lugar a la concentración del Capital en unas pocas manos originando el imperialismo económico.

Esta religiosidad campesina ha predominado en amplios sectores de la sociedad. Es una religiosidad adicta al misterio y a la autoridad. Autoridad respaldada por la divinidad. Es el imperio de la teocracia. Su clero se presenta como una clase privilegiada. En Grecia, Roma, Egipto, la religión se imponía.
Y aparece la mentalidad idealista que es escasamente crítica, falta de espíritu objetivo y reflexivo. Se da una propensión a la fácil credulidad: santos y brujos.
Hay una tendencia a valorar ideas de una época que exaltaba a los nobles y a los intocables. PATRIA, HONOR Y FAMA. Valores caballerescos y aristocráticos. “De una civilización de hambrientos de pan y de cultura hemos recibido el legado de inmensas Catedrales, Palacios y Castillos”, decía T. Malagón.
Aparece el individualismo a partir del Renacimiento. Si había una propiedad individual, había una moral individual como ascética. El Alma y su Dios se presentaban frente al mundo como su enemigo. “Salvar el alma era lo principal”. Ello lleva a la aparición del Capitalismo Liberal.
Y lógico es que apareciera una mentalidad conservadora: “La autoridad viene de Dios”, era una doctrina incuestionable. Es una mentalidad estática, conformista.

En este escenario social el cristianismo ha producido: 
Unos hábitos metafísicos de razonamiento que consisten en:
-        Partir en su pensamiento de Primeros Principios, Eternos e Inmutables.
-        Tener una visión estática del mundo.
-        Y valorar excesiva y primordialmente lo Racional y lo Abstracto.

“El trabajo manual se considera servil”. “Ser cristiano según este talante repugna a
una mentalidad técnica, industrial, dinámica, y progresista”. El hombre moderno piensa que el cristianismo (de mentalidad agraria) es una cosa superada y fruto de una época pasada”.
Por otra parte se nos acusa de que “los mediocres son los que se quedan en la religión de sus antepasados, por carecer de sentido crítico y vivir conforme a unas estructuras que se derrumban”.

Y nos hacíamos la pregunta ¿por qué muchas personas a nuestro alrededor han dejado de ser cristianas o de ser creyentes?
Era evidente que se estaba dando un divorcio entre la fe y la vida.

En esta época de mentalidad técnica se daban unas características concretas consistentes en: (6)
Mentalidad crítica: El hombre técnico cree que podrá resolver progresivamente todos los problemas que la vida y el mundo le plantean.
De esta forma los conceptos de Patria, Estado, Familia, Honor, Moral, Dios, se van derrumbando.
No hay nada seguro, todo es hipótesis de trabajo.
El mundo obrero y el mundo universitario se apartan de la antigua visión. Solo “permanecen” la burguesía, la clase media, y el mundo campesino, que se encuentran y se sienten a gusto.
Mentalidad pragmática: Solo vale lo que sirve para la vida humana.
Los valores de hoy son: Democracia, Solidaridad, Cultura para todos, Bienestar y Confort.
La Filosofía ya no se concibe tanto como Metafísica, sino como Disciplina Técnica al servicio de un mejor conocimiento del hombre y de la sociedad.
Mentalidad social: Recordemos el “Mayo del 68”, el movimiento de antiglobalización: quieren un mundo socializado. Se condena el individualismo capitalista, el colonialismo, la dictadura, el dirigismo, el autoritarismo, el paternalismo.
Se quiere una democracia cada vez más radical. “Son injustos los privilegios de clase”. El magisterio se cuestiona.
Mentalidad revolucionaria frente al estatismo y conservadurismo de la sociedad campesina, Bossuet decía: “cambias, luego no eres la verdad”.
El hombre moderno dice: “no cambias, luego no sirves”. “Cuanto menos evoluciona el hombre más retrasado se queda”.
Mentalidad dialéctica y no metafísica, dinámica y no estática, existencial y fenomenológica, y no esencialista.
El hombre de hoy no parte ya de primeros principios eternos e inmutables, sino de hechos, a lo sumo parte de hipótesis de trabajo.
Se atiende más al “fenómeno”, a lo que aparece, que al “noúmeno”, a lo “esencial”.
De aquí que para ser hoy “inteligente el hombre” y para ser actual, parece ser que ha de renunciar a la Creencia en un mundo Trascendente. Muchos dejan la religión precisamente porque la han estudiado.

(En una entrevista que el periodista Fernando Gutierrez hizo a Wirberto Delso Díez ante los hechos denominados como “El Caso Fabara”, y publicada en el libro “Curas represaliados en el franquismo”, ponía en su portada la frase siguiente:   Soy seglar. Y muy alejado de la Iglesia. Mucho. Estudié a fondo las antiguas religiones. Cristo me sorprendió. Un fuera de serie. Un hombre excepcional. Estudié a fondo la historia de la iglesia. Sentí vértigo. Me acerqué a estos sacerdotes y no pude menos de exclamar: ¡Qué buenos vasallos si hubieran tenido buen señor”!  (Fernado Gutierrez). Ver en Subpórtica:

No es extraño que de esta mentalidad moderna se desprendan actitudes de:
Indiferencia religiosa
Materialismo dialéctico
Ateismo científico
Ateismo psicoanalista
Ateismo ético
Ateismo existencialista
Ateismo práctico o vulgar
Ateismo neopositivista
Agnosticismo existencialista. (6)

Y la vida seguía desarrollándose en semiclandestinidad en Zaragoza, como en toda España.
En este año de 1.969 viajé muchas veces a Segovia, ciudad donde la ZYX tenía su centro de formación para militantes de la HOAC. El primer viaje lo hice en tren hasta Madrid y desde allí a Segovia. Cuando pasaba a la altura de los Ángeles de San Rafael, dos viajeros que iban a mi lado comentaban: “mira el hotel que construyó Jesús Gil y que se derrumbó muriendo unas cuantas personas”.
Cuando se desarrollaban los acontecimientos de la corrupción en el Ayuntamiento de Marbella, me acordaba siempre de los Ángeles de San Rafael y de aquel viaje a Segovia.
(El Acueducto de Segovia)

El siguiente viaje a Segovia lo hice en la furgoneta que el delegado de la ZYX, el compañero Damián, tenía para desarrollar mejor su trabajo por los pueblos de Aragón. Era una furgoneta Citroen 2 CV Azul, de segunda, o quizás de tercera mano, lenta pero segura como no había otra. Era “fiel a su amo”. El itinerario fue el siguiente: Zaragoza, Medinaceli, Almazán, Soria, Calatañazor, El Burgo de Osma, San Esteban de Gormaz, Ayllón, Riaza, Pedraza y Segovia. Si recuerdo esto es porque para mí eran viajes inolvidables. Comenzaba a experimentar aquello de “ancha es Castilla”. Y era un verdadero placer descender en paralelo a Somosierra por Cerezo de Abajo, Prádena, Navafría, hasta llegar a Segovia.
Una de las primeras observaciones que me hizo un compañero fue: “mira la Sierra, ¿ves la Mujer Muerta formada por la cresta de la montaña”? Efectivamente se ve en la montaña la silueta de una mujer yacente, especialmente a la salida del sol.
Además del Acueducto, me impresionó el Alcázar, la Catedral, la Casa de los Picos, que nos recuerda la Casa de las Conchas de Salamanca, y en general todas sus calles que nos transportan a tiempos en que los artesanos medievales desarrollaban una actividad extraordinaria.
Beber su agua fresca, comer su pan macerado, y degustar el famoso cochinillo asado era un auténtico placer, además de los dulces postres que se mostraban en los escaparates de las tiendas.
(El Alcázar de Segovia).

En Zaragoza desarrollábamos un trabajo callado y comprometido en los Equipos de Formación y Revisión de Vida con su Plan Cíclico ideado y preparado por Rovirosa y Malagón. (7)

El palacio de Fuenclara en el casco viejo de la ciudad, donde además estaba el económico cine Fuenclara refugio de soldados y muchachas sirvientas de hogar, tenía su sede la Hermandad Obrera de Acción Católica.

Reuniones de todo tipo, clandestinas y legales, se daban en nuestros locales. Locales que olían a viejo y a rancio, pero las ideas que se manejaban eran las más avanzadas de la época. A imitación de los antiguos Ateneos Anarquistas, organizábamos los nuestros. Acudían simultáneamente tanto trabajadores, como estudiantes. La Universidad Laboral en el barrio de Santa Isabel aportaba muchachas hambrientas de cultura al margen de la formación oficial. Especialmente eran asiduas las muchachas vascas estudiantes en Zaragoza. Del Seminario de Casablanca acudían varios seminaristas. Era un hervidero de gentes. En aquellos ateneos participaron personas como Ángel Chueca, Catedrático de Derecho Internacional en Zaragoza y Julián Casanova Ruiz, Catedrático de Historia Contemporánea, también en Zaragoza. Y muchos militantes que pasarían a engrosar los partidos políticos una vez legalizados. 
 
 Carlos Marx y "Jesús de Nazaret".
 
Marxismo y Cristianismo.

¿Es conciliable la crítica marxista de la religión?, ¿es conciliable la concepción dialéctica de la materia y de la historia con el mensaje cristiano?

Lo que normalmente han hecho los teólogos cristianos ha sido empezar la crítica al marxismo partiendo de la base de que la materia no es eterna. Ello era debido a una concepción estática de la naturaleza. Por tanto la materia debía ser creada por un motor inmóvil. Era un pensamiento que nos llegaba de la visión que sobre el mundo tenía Aristóteles.
Solamente algunos filósofos como Demócrito en la antigüedad se preocuparon del mundo como de algo en movimiento continuo.
Es decir:
- “El mundo no es algo estático, sino que está en continuo movimiento”.
Con Darwin comienza a hablarse de la evolución de las especies desde la biología.
Einstein ha demostrado que la materia, en último término, no es, sino que acontece. La materia es vibración, es energía.
- “La materia no es, sino que acontece: es vibración, energía”.
El átomo es desintegrable en cargas y descargas que vibran en un campo ondulatorio.
La materia no es una sustancia, sino un accidente, dicho en lenguaje escolástico. Ahora bien, ¿puede haber un accidente sin sustancia?, comentaba Malagón.
Y seguía, “la materia es acción, pero sin un sujeto de esa acción, no puede existir”. “Por otra parte el sujeto no puede ser también temporal, pues también sería acontecimiento”. “Ha de ser un ser que esté fuera del tiempo, y que realice esta acción intemporalmente, y que podríamos decir es la sustancia del mundo”.
Su visión, la de Carlos Marx, es materialista, aunque en plena ebullición, en continuo cambio, en continua perfección.
Su humanismo por tanto es ateo. “Dios no es necesario para explicar este mundo”. Y decía Malagón:
- “La acción es el mismo sujeto en cuanto que actúa”.
La materia y todo su proceso dialéctico es lo que llamamos creación. La materia activamente considerada es Dios mismo. Él mismo es la materia del mundo.
Esto no es panteísmo, puesto que pasivamente considerada la materia no se identifica con Dios, como el andar no se identifica con el caminante, ni las huellas son el pie, ni la vibración con el que lo hace vibrar. El que anda trasciende su andar, aunque no se pueda separar su andar de la persona que anda, ni el pensar de la persona que piensa, pero la persona que piensa es más que su pensamiento.
La materia no es Dios, pero sí que es la huella que Dios deja y que de alguna manera no se puede separar de Él, aunque la trasciende. Dios no se agota en la creación. (Malagón).

 (“En Dios estamos, nos movemos y somos”.  Vivimos en una COMUNICACIÓN constante con Dios. Porque Él lo llena todo. El apóstol San Pablo, al anunciar el Evangelio en Atenas lo sabia, proclamaba desde el Areópago que en Dios vivimos, nos movemos y existimos. Dios nos rodea de tal modo que nos es un imposible salirnos de Él. Más que el pez en el agua, estamos nosotros metidos en Dios (Hechos 17,28).

Y seguía argumentando Tomás Malagón: (6)
- “Dios no existe, sino que preexiste”. La materia sería una infraexistencia, y Dios sería la existencia.
Por tanto:
- “Dios no puede ser dialéctico”, sino que trasciende lo dialéctico. Por lo que no hay inconveniente en admitir la hipótesis de que la materia es eterna. Se puede aceptar la tesis marxista de la materia y de la dialéctica de la historia, sin dejar por eso de ser creyente. (Malagón).
Pensamos que Marx se equivoca al negar a Dios, si esto lo hace dialécticamente. Porque lo más que puede llegar dialécticamente es a lo que hoy llamamos el “Bing Bang” del Universo.
Su Cosmovisión es materialista, pero su creencia en el No-Dios, es un acto de fe de él, es extradialéctico.
Lo mismo que el cristiano hace un acto de fe en el Sí-Dios extradialécticamente, extracientíficamente.
Si Marx no hace un dogma de su No-Dios y el cristiano no hace un dogma de su Sí-Dios, queriéndolo imponer a los demás, será posible que ambos trabajen por perfeccionar este mundo. (Malagón).
El marxismo establece un a priori, Dios no existe, pero no puede probarlo, y además no entra dentro del contenido de la dialéctica. Para decir “Dios no existe” tiene que hacerlo porque quiere, desde un acto de su fe, no porque se desprenda de la dialéctica.
Podemos aceptar  lo que el marxismo tiene de científico, pero rechazamos lo que tiene de apriorístico extracientífico.
- “La lucha de clases”: puede ser aceptada por el cristianismo a condición de que no esté inspirada por el odio. La Iglesia condena el odio, pero no la lucha por la justicia, ni la legítima defensa, aunque incluso ésta lleve a la violencia. Eliminar el odio de la lucha de clases es purificar esta lucha sin quitarle nada de su realismo ni de su pasión. Es una aportación que el cristiano puede hacer a este mundo desde el Evangelio. (Malagón). (6)

Desde esta visión podemos comprender mejor la opción que tomaron nuestros compañeros de Seminario, Domingo Laín, Manolo Pérez y José Antonio Jiménez Comín al enrollarse en la guerrilla colombiana. Desde el sufrimiento de los pobres de Colombia en el que estaban instalados los tres como Sacerdotes al servicio del Evangelio, no les quedó otro remedio que tomar la opción que tomaron. ¿Alguien se atrevería a decir que ellos odiaban al “enemigo”? Los que los conocimos podemos decir que ellos amaban al hombre, y por amor al hombre defendieron a los débiles frente al egoísmo de los fuertes.

- “La doctrina del Estado”. El marxismo concibe un Estado totalitario que trata de eliminar a todos los explotadores. De ahí su control de los bienes de producción, y control a través del Partido de toda la actividad social y política de todos los ciudadanos. (6)
Ahora bien el cristiano debe aportar siempre el respeto a la persona y a las iniciativas de quienes directamente producen los bienes del país y respetando al Estado cuando planifica inteligentemente, o por el contrario impida una degeneración de estas iniciativas hacia formas de nuevos capitalistas o individualistas. El Estado debe realizar una labor subsidiaria. (Malagón).
- ¿“La propiedad privada o la colectiva”?
La colectiva no está en desacuerdo con el Evangelio, sino que favorece condiciones de vida más cristianas. Cristianismo y Socialismo casan perfectamente.
- “El alma y el espíritu”:
No hay inconveniente en aceptar la materia como una realidad base en la que está implicado el espíritu al modo de las “rationes saeminales” de las que habla San Agustín.
Teilhard de Chardín concibe una evolución dialéctica, y pone el espíritu como aparecido en un momento cumbre (aparición de la conciencia) del proceso evolutivo de la materia.
- “Concepción marxista de la realidad”:
No lesiona la auténtica concepción cristiana de la providencia y del orden social. Siempre que se acepte que todo el proceso dialéctico esté regido por, y encuentre, su consumación en un orden sobrenatural. (6)
Creo que queda clara la actitud, el talante, de Rovirosa, Malagón, y de los militantes hoacistas de entonces.
Personalmente me sentí fortalecido en mi pensamiento y en mis sentimientos. Me sentí orgulloso de ser cristiano y de ser trabajador. Y siempre he mantenido este sentimiento de orgullo.
Distingo entre sentirse cristiano por convicción y sentirse católico por condición social.
Hice todavía otros muchos cursillos para militantes y para sacerdotes. Lo iremos viendo.
He de decir que a partir de mi visión de izquierdas y cristiana, comencé a ser yo. Se me fueron todos los complejos y me dio fuerzas para codearme con la visión de todos los militantes de los partidos políticos de izquierdas.
Me sentí uno entre muchos. El cambio profundo en mi se había realizado.

Laureano Molina Gómez
Zaragoza, 1º de junio de 2.009.

BIBLIOGRAFÍA:

(1)               “Guía Urbana de Madrid”. Primera Edición, 1.968. Editor José Pamias Ruiz. C/. Isaac Peral, 54. Madrid – 3.
(2)               “El Proletariado”, del Padre Ricardo Alberdi. Apuntes del Instituto Social “León XIII”. Madrid, octubre de 1.968.
(3)               “Marxismo y Comunismo”, de Tomás Malagón. Apuntes del Cursillo en Segovia. 1.969.
(4)               “Catálogo de libros ZIX-ZERO”. Edita Zero, S. A. Enero 1.974. C/. Máximo Aguirre, 5. Bilbao.
(5)               “Aproximación a la Historia de la HOAC 1.946-1.981”, de Basilisa López García. HOAC Madrid 1.995.
(6)               “La Fe en el mundo de hoy”. Apuntes ciclostilados del cursillo organizado por ZYX “para promoción de nuestro pueblo”. Madrid. Bibliografía parcial aportada en Anexo de los apuntes del cursillo:
-        “¿Es todavía posible la Fe?”. Estela, 2ª parte, Cap. I y V.
-        “IIIª Semana de Teología de Deusto. Dios-ateismo”. Editorial Mensajero.
-        “IV Semana de Teología de Deusto: ¿Qué aporta el cristianismo al mundo de hoy?”. Ediciones Mensajero.
-        “Literatura del Siglo XX y Cristianismo”, de Charles Moeller. (5 tomos). Edit. Gredos.
-        “El científico de la naturaleza ante el problema religioso”, de Pascual Jordán.
-        “El drama del humanismo ateo”, de Henri de Lubac. Editorial Espasa.
-        “La idea de creación y sus repercusiones en la Filosofía”. Sertillanges.
-        “Dios y nosotros”. Jean Danielou. Prisma – Taurus.
(7)           “Guiones para círculos de estudios”. Publicaciones HOAC, C/. Alfonso XI, 4, 3º.Madrid-  14.   Año 1.963.
           (8)             “Noticias Obreras”. Edita HOAC, nº 886/7 del 16 Agosto-15 Septiembre-1.984.
            (9)            Citas Bíblicas. “Nueva Biblia Española. Traducción de los textos originales dirigida por Luis Alonso Schökel y Juán Mateos. Ediciones Cristiandad. C/. Huesca, 30-32. Madrid 1.975. 
 
 

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