C/. Centro, nº 9. Nuestra vivienda.
Una mujer
joven que pide excedencia en su trabajo de Auxiliar de Clínica en Logroño, y se
viene a vivir a Zaragoza con personas que solamente conocía de Asambleas
Nacionales de la HOAC, y como militantes de la organización Hermandad Obrera de
Acción Católica, lo menos que se puede decir de ella es que fue una mujer
valiente. Era valiente, lista, decidida y alegre, muy alegre. Cuando no estaba
de acuerdo en alguna cosa lo manifestaba sin “pelos en la lengua”, y
argumentaba bien su posición.
En los
primeros días de aquella comunidad de cristianos de la HOAC fue un elemento de
cohesión. Ante la mujer, nosotros medíamos nuestras manifestaciones verbales y
todos nuestros movimientos bruscos de hombres jóvenes. Ver su afán por tener
todo limpio y agradable, hacía que nosotros nos esforzásemos no solo en
limpiar, sino sobre todo en procurar no manchar innecesariamente. El principio
de Berta era: “no es más limpio el que limpia más, sino el que ensucia menos”.
Por el horario de su trabajo en la fábrica de juguetes y menaje, “Nacoral”, era
de los primeros que se levantaba por las mañanas. Desayunaba, se preparaba su
bocadillo y hasta las 14´30 horas no volvía a casa. Los demás, viéndole a ella,
vencíamos más fácilmente nuestra natural pereza.
Todos los
anocheceres cuando regresábamos a casa celebrábamos nuestra Eucaristía, en la
que cada uno exponía cómo le había ido la jornada.
Los fines de
semana, en especial, desarrollábamos nuestra actividad militante por la ciudad,
y en los diferentes barrios. Los militantes estábamos perfectamente
intercomunicados. Teníamos encuentros de militantes, asambleas, mini cursillos,
ateneos. Fermín y Emilio se iban de vez en cuando a ver a sus familias.
Berta tenía
una gran habilidad para “desaparecer”, sin darnos cuenta, de nuestras charlas
de sobre mesa, y realizar su limpieza de sus prendas íntimas. La lavadora le
facilitó muchísimo tan delicada tarea. Y aunque además de ser militantes,
amigos, casi “hermanos”, no cabe duda
que ella era mujer y nosotros hombres. Hay momentos en los que todos
necesitábamos nuestro espacio de intimidad personal. Vivir con cuatro hombres,
no le debió resultar fácil, al menos los primeros días.
Los vecinos
nos observaban con cierta curiosidad, y se quedaban admirados, porque lo que
veían en nosotros era un interés especial por los problemas del barrio. “Esa
familia de jóvenes” era distinta a lo que estaban acostumbrados a ver hasta
entonces. Tampoco podían catalogarnos como comunidad religiosa, y más estando
compuesta por hombres y mujeres. Algo comenzaba a cambiar en el concepto de la
familia tradicional. A los militantes de Madrid, Barcelona, Valencia,
Andalucía…, les ocurría otro tanto. “Son capaces de vivir juntos, quererse,
respetarse, y trabajar por los demás”, manifestaban en privado algunos vecinos.
Personalmente
para mí, Berta terminó siendo algo más. Nuestra edad hacía que nos
entendiéramos bien y comenzábamos a descansar el uno en el otro. El afecto, el
cariño, la intimidad fue en aumento entre nosotros. Cuando en el período
veraniego los demás se iban a casa de sus familias, Berta y yo nos enrolábamos
en aquellas excursiones que se organizaban en el día desde Zaragoza a la playa
de Salou en autobús. Era un palizón, pues se salía a las cinco de la madrugada
para estar a las 10 h. en la playa. Alrededor de las 19 h. era la vuelta hacia
Zaragoza. Y es que Berta no tenía padres, y en Logroño solamente había quedado
una hermana menor, que estaba totalmente independizada. Ambos comenzamos a ser
un poco más “un tú y yo”. Todo seguía igual en nuestra casa, pero nuestros
corazones estaban cada vez más unidos. Ambos nos necesitábamos y nos
complementábamos.
Emilio tenía
novia en Soria. Una gallega viva y sagaz como no había otra. Fermín se hacía
responsable cada vez más de equipos HOAC y de ZYX. Martín tenía sus compañeros
Superiores del Seminario. Berta y yo nos teníamos el uno para el otro sin
descuidar lo más mínimo nuestra proyección hacia los demás. Lo que “había que
hacer” estaba por encima de nosotros. Más, “era nuestro motivo de unidad y de
convivencia”. Para nosotros entonces, nada tenía sentido de lo que hacíamos si
no era en función de un mundo mejor.
Pasaron un par
de años y, de pronto, Berta nos comunica que se vuelve a Logroño a ocupar su
puesto de Auxiliar de Clínica.
Mari Carmen
ocupó la habitación de Berta en casa, y seguimos trabajando intensamente en
equipo.
Un fin de semana
me fui a Logroño a ver a Berta. Estuve en su casa en la que vivía también su
hermana. Me trató con toda delicadeza y con toda corrección, pero a la hora de
volver a Zaragoza me vine sintiéndome un tanto confuso y un tanto defraudado.
Le escribí y se lo manifesté. Su respuesta fue tajante: “¿crees que no te
hubiera comido a besos?”. “Pero creo que es mejor dejarlo así”.
Una vez más,
una mujer había influido extraordinariamente en mi maduración personal como
hombre. Entonces lo comprendí mejor. La gran mujer que para mi era Berta se
sacrificaba para dejarme en libertad. “No quería interponerse entre mi
sacerdocio y yo”. Nunca lo dijo, pero yo sé que era eso. En cuanto a mí, y en
ese aspecto de hombre-mujer en matrimonio, no había llegado el momento. Ella
debía reorganizar su vida. Yo debía continuar todavía más tiempo como cura
obrero. Nos seguimos escribiendo como buenos amigos hasta que un buen día me
comunica que se casa con un antiguo compañero logroñés. Con mi corazón más
sosegado le escribí deseándoles lo mejor.
Dos años y
medio de vida en común en el barrio zaragozano de Casablanca.
Emilio se
volvió a Soria a su puesto de trabajo en Telefónica. Se casó con Pili, la
gallega. Fermín se fue a Barcelona haciéndose cargo como delegado de la ZYX en
Cataluña. Martín continuó en una nueva comunidad en el barrio de San José en
Zaragoza con Mari Carmen y sus amigas. Terminó más tarde su Tesis Doctoral en
Pedagogía cuyo título era “Educación para la Paz”. Se presentó a Oposiciones de
Universidad sacando el número dos en toda España. El número uno se lo llevó
nuestro amigo Santiago Molina. Santiago se quedó en Zaragoza y Martín se fue a
la Universidad de Oviedo. Yo me fui metiendo cada vez más en el sector de los
camioneros, y desde un piso que me dejaron en la calle Pedro María Ric de
Zaragoza, fui poniendo en contacto a unos con otros, organizando nuestra labor
intentando paliar la problemática que tenían planteada en aquellos años todos
los trabajadores de transportes. Eran
los primeros años de la década de los setenta.
Casablanca
comenzó a mejorar su entorno, convirtiéndose en un nuevo y hermoso barrio zaragozano.
Canal Imperial de Aragón. ZARAGOZA.
Lagos
en el “Parque del Canal” entre Casablanca y Valdefierro. Octubre de 2.009.
Zaragoza, 1º de Noviembre de
2.009.
Laureano Molina Gómez.
Bibliografía.
(1) Cursillo de Teología y Comunidades misioneras.
Segovia, agosto de 1.970.
(2) Ejercicios Espirituales de Tomás Malagón.
(3) Conferencia “Cristianismo y Revolución”, de José María
Díez Alegría. Asís (Italia), 1.967.
(4) Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Mauricio_Aznar
(5) Mysterium liberationis, T. II., de Ignacio Ellacuría y
Jon Sobrino. Edit. Trotta. Madrid 1990.
(6) Tomás Malagón. Un sacerdote que creyó en los pobres.
Autor: Grupo Eugenio Merino. http://www.guillermorovirosa.com/noticias197.htm
(7) Proveeros de Burgos. Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_Burgos
Pues me gusta se de tu vida y me entretiene saber de qué día y maneras haces el bien
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