domingo, 20 de marzo de 2016

EL PROCESO DE BURGOS



El proceso de Burgos

Todos estábamos preocupados. La cuestión era a vida o muerte. Las noticias que nos llegaban a través de los canales de información clandestinos no eran nada halagüeñas.
El día 3 de Diciembre de 1.970 comenzaba el Proceso de Burgos, juicio sumarísimo de dieciséis personas acusadas bajo pena capital – entre otros delitos – de asesinar a tres personas y pertenecer a la organización terrorista ETA.

En aquellos años la ETA era vista como un movimiento de liberación nacional frente a la Dictadura del General Franco. Ansiábamos la llegada de la Democracia en España, y los vascos y catalanes empujaban fuertemente a toda España a liberarnos “de las cadenas” con las que nos sentíamos atados la mayoría de los españoles.

Los catalanes en forma de presión política y de continuas manifestaciones. Recordemos, entre otras, la manifestación de curas catalanes en Vía Layetana de Barcelona por las continuas denuncias de tortura a presos políticos en la Comisaría de Policía de Vía Layetana. Los vascos lo hacían con mayor radicalidad y violencia. En las demás Regiones se hacía lo que se podía “animados” por la valentía de catalanes y vascos. No tengo conciencia de que haya habido alguien que públicamente haya reconocido la contribución que ambas regiones, “hoy nacionalidades”, hicieron por la venida de la Democracia en España. Pienso que mientras eso no ocurra no habremos pagado nuestra deuda de agradecimiento. Al igual que la “Memoria Histórica” no haya hecho justicia con todos los represaliados de la guerra civil.

Uno de los abogados defensores en el proceso de Burgos, Pedro Ibarra, era militante de ZYX al igual que su esposa Carmen.
Compañeros de HOAC vascos respondían a nuestra pregunta de ¿quienes son esos de ETA?: “si son nuestros hijos”, respondían.

Naturalmente los tiempos han cambiado y nos gustaría que ETA desapareciese en cuanto grupo armado y violento, abandonando y entregando las armas al Estado Español, y se trasformase en un fuerte partido político radical capaz de presionar “oportuna e importunamente”, como diría San Pablo, haciendo un esfuerzo en el campo de la utopía para lograr una democracia real para todos, sin caer en los fallos de los partidos políticos actuales que en ocasiones se dejan corromper emponzoñando la frágil democracia en España.
Vivíamos aquel proceso judicial con preocupación entonces, y vivimos con preocupación la situación actual de nuestra democracia. No es la democracia que entonces soñamos, aunque tampoco podemos decir que nada ha cambiado. Ha cambiado mucho España, y deseamos que cambie todavía mucho más a mejor. Nunca nos rendiremos a la hora de intentarlo. Seguiremos trabajando en ello.

Vemos la democracia como un hijo débil y enfermizo que hay que cuidar, alimentar y fortalecer, como también vemos como hijo enfermo, que hay que sanar y cuanto antes mejor, a los vascos que componen actualmente “el movimiento de liberación”. Son parte nuestra y los engendramos entre todos. Unos con posturas activas de uno u otro signo político, y otros por mirar hacia otro lado “dejando hacer”. “Deberíamos sentirnos todos responsables de ETA”. “Son mal nacidos”, pero son parte nuestra. Como son parte nuestras sus víctimas. Nuestra queridas y nunca olvidadas victimas.

“El juicio y sus consecuencias tras el indulto de condena, tras el impacto internacional, manifestaciones y actos de solidaridad en todo el país o el apoyo de la Iglesia Católica, fue un momento clave en los últimos años del régimen franquista, que iba encaminado a una transición democrática”. (7)

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