El proceso de Burgos
Todos estábamos preocupados. La cuestión era a vida o muerte. Las
noticias que nos llegaban a través de los canales de información clandestinos
no eran nada halagüeñas.
El día 3 de Diciembre de 1.970 comenzaba el Proceso de Burgos, juicio
sumarísimo de dieciséis personas acusadas bajo pena capital – entre otros
delitos – de asesinar a tres personas y pertenecer a la organización terrorista
ETA.
En aquellos años la ETA era vista como un movimiento de liberación
nacional frente a la Dictadura del General Franco. Ansiábamos la llegada de la
Democracia en España, y los vascos y catalanes empujaban fuertemente a toda
España a liberarnos “de las cadenas” con las que nos sentíamos atados la
mayoría de los españoles.
Los catalanes en forma de presión política y de continuas
manifestaciones. Recordemos, entre otras, la manifestación de curas catalanes
en Vía Layetana de Barcelona por las continuas denuncias de tortura a presos
políticos en la Comisaría de Policía de Vía Layetana. Los vascos lo hacían con
mayor radicalidad y violencia. En las demás Regiones se hacía lo que se podía
“animados” por la valentía de catalanes y vascos. No tengo conciencia de que
haya habido alguien que públicamente haya reconocido la contribución que ambas
regiones, “hoy nacionalidades”, hicieron por la venida de la Democracia en
España. Pienso que mientras eso no ocurra no habremos pagado nuestra deuda de
agradecimiento. Al igual que la “Memoria Histórica” no haya hecho justicia con
todos los represaliados de la guerra civil.
Uno de los abogados defensores en el proceso de Burgos, Pedro Ibarra,
era militante de ZYX al igual que su esposa Carmen.
Compañeros de HOAC vascos respondían a nuestra pregunta de ¿quienes son
esos de ETA?: “si son nuestros hijos”, respondían.
Naturalmente los tiempos han cambiado y nos gustaría que ETA
desapareciese en cuanto grupo armado y violento, abandonando y entregando las
armas al Estado Español, y se trasformase en un fuerte partido político radical
capaz de presionar “oportuna e importunamente”, como diría San Pablo, haciendo
un esfuerzo en el campo de la utopía para lograr una democracia real para
todos, sin caer en los fallos de los partidos políticos actuales que en
ocasiones se dejan corromper emponzoñando la frágil democracia en España.
Vivíamos aquel proceso judicial con preocupación entonces, y vivimos
con preocupación la situación actual de nuestra democracia. No es la democracia
que entonces soñamos, aunque tampoco podemos decir que nada ha cambiado. Ha
cambiado mucho España, y deseamos que cambie todavía mucho más a mejor. Nunca
nos rendiremos a la hora de intentarlo. Seguiremos trabajando en ello.
Vemos la democracia como un hijo débil y enfermizo que hay que cuidar,
alimentar y fortalecer, como también vemos como hijo enfermo, que hay que sanar
y cuanto antes mejor, a los vascos que componen actualmente “el movimiento de
liberación”. Son parte nuestra y los engendramos entre todos. Unos con posturas
activas de uno u otro signo político, y otros por mirar hacia otro lado
“dejando hacer”. “Deberíamos sentirnos todos responsables de ETA”. “Son mal
nacidos”, pero son parte nuestra. Como son parte nuestras sus víctimas. Nuestra
queridas y nunca olvidadas victimas.
“El juicio y sus consecuencias tras el indulto de condena, tras el
impacto internacional, manifestaciones y actos de solidaridad en todo el país o
el apoyo de la Iglesia Católica, fue un momento clave en los últimos años del
régimen franquista, que iba encaminado a una transición democrática”. (7)
(Ver en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Proceso_de_Burgos
).
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