domingo, 6 de marzo de 2016

¿EUTANASIA?



¿EUTANASIA?


Según las encuestas el 79% opina que SÍ debería autorizarse en algunos supuestos la eutanasia. Opinan lo contrario un 21%.
Unos hablan en nombre de Dios y la condenan. Pero en realidad hablan en nombre de sí mismos, en nombre de un determinado grupo de pensamiento, o en nombre de una doctrina "pretendidamente divina".Hablar en nombre o interpretación de la Naturaleza Universal es algo complejo y aparentemente contradictorio. En la naturaleza hay vida, pero también hay muerte. Más, hay muerte para que haya vida. Y hay vida porque otras vidas la transmitieron al morir. Ambas cosas van consubstancialmente unidas.
Hablar en nombre de la "ciencia", de la "libertad personal", o de una "decisión democrática", es hablar todos en nombre de sí mismos.
Ahora bien, ¿puede alguien decidir en nombre del individuo paciente, en su nombre o en contra de él?. ¿Puede, la decisión de la mayoría, suplantar la decisión personal e intransferible del individuo?. Nadie, en nombre de nadie ni de nada, pude decidir por el "otro". A no ser que éste lo haya manifestado en alguna ocasión.
Pero SÍ todos podemos y debemos opinar, decidir, actuar y exigir, que "todos los recuersos humanos" (económicos, sociales e intelectuales), se encaminen a conseguir más vida, mejor vida, y menos sufrimiento, que posibilite la investigación en el campo de la salud, y en la creación de condicionantes favorables para que el individuo pueda decidir libremente.
Todos podemos y debemos exigir que los recursos que la humanidad posee se encaminen hacia la vida, y nunca hacia la muerte. ¡Nada para la guerra, todo para la salud! ¡Menos armas de destrucción masiva, y más "equipos" para la vida!
No se puede permitir que unos pocos decidan los "recursos" para la destrucción del hombre, y que otros - pocos o muchos - decidan o pretendan decidir en nombre del individuo y contra el individuo.
Salir en defensa de la vida y quedarse pasivos ante la decisión de una guerra, es como poco un acto de esquizofrenia o al menos de hipocresía. Pretendemos ser "valedores" de la vida del débil, por ejemplo la del "non nato", pero "no nos jugamos la nuestra", la de nuestra comodidad y seguridad, para cortar las decisiones de los "más fuertes" cuando van contra los más desfavorecidos.

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