sábado, 19 de marzo de 2016

SUBVERTORES DE CONCIENCIAS


Subvertores de conciencias.

Al terminar mi jornada escolar y especialmente los fines de semana lo dedicábamos a la distribución de los libros ZYX, después ZERO. Unos cuantos militantes de la HOAC, teníamos como compromiso temporal la extensión de aquella tarea socio-cultural, la difusión de los libros de la editorial, de la mano del coordinador-delegado, Damián Velásquez Vaos. El amigo Damián.


Guillermo Rovirosa nació en un pueblo costero, Vilanova i Geltrú situado al sur de Cataluña. Aunque amó a esta tierra, fue un hombre universal: en el corazón le cabía el mundo entero. Desde joven recibió una gran influencia de su madre, quien quedó paralítica a los pocos meses de nacer Guillermo. De ella heredó su capacidad de sacrificio y la alegría profunda en el dolor. El dolor callado de su madre significaría mucho en su Futura conversión.
De su padre heredó un radical amor a la verdad. Estas dos cosas marcarían la vida de Rovirosa hasta el final. (1.897-1.964)    http://www.guillermorovirosa.com/noticias110.htm

Los libros sobre: “formación social”, “historia”, “temas de actualidad”, “literatura y arte”, y en especial la “colección lee y discute”, “promoción del pueblo”, “se hace camino al andar”, y “pueblo de Dios”, nos los quitaban de las manos por el interés que despertaban los temas y por lo asequibles que eran sus precios. La gente tenía ganas de “comer pan blanco”; es decir, de leer libros sin pasar por la censura previa. (4)
Por otra parte empezaban a entrar en España clandestinamente los libros de Ruedo Ibérico.
(RUEDO IBÉRICO. Editorial fundada en 1961 en París por cinco refugiados españoles de horizontes políticos diversos con clara orientación antifranquista. Publicó libros de historia, economía, sociología y política prohibidos por la censura en España. En 1977 se trasladó a España y en 1982 cerró. Publicó también la revista Cuadernos Ruedo Ibérico (1965-1979) en la que colaboraron J. Goytisolo, Joaquín Leguina, Jorge Semprún, Pasqual Maragall, F. Claudín y otros).

Veamos algunos primeros títulos de las diversas colecciones de la ZYX a modo de ejemplo: ¿De quién es la empresa?-G.Rovirosa; Pablo Iglesias, de su vida y de su obra-Julián de Zugazagoitia; Fugger, banquero del emperador-J.Ruiz Carnal; El primer traidor cristiano, Judas el Apóstol-G.Rovirosa; Personalismo obrero-Carlos Díaz; La miseria de los zapatos-H.G.Wells-El mercado-E.Bellamy; El Apocalipsis-J.Gómez Casas; Las dos vías de la teología-B.Lambert; (4)

Aquel movimiento socio-cultural de “anarquistas de corte cristiano”, como diría en su día el historiador Manuel Tuñón de Lara, era calificado por el ministerio de la Gobernación de Franco como “subvertores de conciencias”. (5) Para nosotros era el mejor piropo que nos podían echar. Jesús de Nazaret llamaba a la gente a ser “levadura en la masa” (Lucas, 13, 21), “fermento”, “semilla de mostaza que es chiquita cuando se siembra pero que después viene a ser un árbol grande”, “grano de trigo oculto bajo tierra que después dará mucho fruto”, etc.

Cuando la gente que me conocía me veía vender libros en una pobre mesa en la plaza de Aragón, donde estaban entonces las estatuas de la “Bella durmiente” y la “Mujer pobre”, unos se admiraban, y se escandalizaban otros. Más de una vez los “Guerrilleros de Cristo Rey” me rodearon mofándose de mí. Pero nunca pasó nada porque nuestro permiso de vendedor ambulante estaba siempre en regla, y los libros habían pasado la censura establecida por el Señor Fraga Iribarne.

Llegó un momento que el Gobierno de la Nación se cargó la Editorial ZYX para cortar “aquella mancha de aceite que se iba extendiendo”. Al día siguiente aparecía la Editorial ZERO, cuya documentación legal, y con nombres nuevos, permanecía archivada en un cajón por “si algún día hacía falta”. ZERO era hija de la anterior, y ZYX quedaba como distribuidora en exclusiva de todos sus libros. Si la primera tenía su sede en Madrid, la segunda la tendría en Bilbao. Pero todo era lo mismo. Todo continuaba igual. Seguimos distribuyendo los libros en todo tiempo y lugar.

Un día decidimos llevarle un buen muestrario de libros ZYX al sacerdote Félix Cardiel que estaba de cura párroco en Azuara. Se quedó unos cuantos. No había pasado un año cuando después de pedir su traslado a Zaragoza se le destinó a la parroquia de Ntra. Sra. de Nazaret en el Picarral. Al poco tiempo Cardiel se hizo cura obrero trabajando de peón de Albañil.

 Con los libros ZYX-ZERO nos pateábamos todo Aragón. Los barrios, las fábricas y la universidad, eran nuestro campo de trabajo preferido en Zaragoza. (4)

Las reuniones de los equipos de revisión de vida y acción, tanto de la HOAC como de la JOC, nos empujaban constantemente. Aquel “ver, juzgar y actuar” era un cocedero de militantes cristianos. Había apoyo humano, reflexión constante, corrección fraterna, iluminación de las propias ideas con las ideas de los demás y todo visto a la luz del Evangelio.
Eran personas como Angel Liso y su esposa María, Dionisio Santolaria y Tita Bravo, Fermín Ezpeleta y su mujer Dioni, Enrique Subiza y María, Torrecilla, Ángel Pelét, Jesús Arcusa, Daniel Aldana, José del barrio de La Paz, Arellano, las hermanas Montalbán, Agustina, Julia y María José, Marisa Sanjuán, el consiliario de la HOAC Gregorio Forniés, Javier Bolsa, el Consiliario de la JOC Vicente Rins, José Luis García Remiro y D. José Bosquet que les dejaba plena libertad para actuar en el barrio de Oliver. Igualmente ocurría en la Parroquia de San Eugenio Papa en Torrero con los sacerdotes Fermín Sanz, Ignacio Zamboray; en Nuestra Señora de La Paz con Cesar Royo y Miguel Lozano; en el barrio de las Delicias con Daniel Ortega y en el Centro CODEF con José Luis Cuartero; en el Picarral en la Parroquia de Ntra. Sra. de Belén con los jesuitas Luis Anoro, Carmelo Martínez, Álvaro Alemany, el Padre Juan Acha; y tanta gente que trabajaba en la sombra, silenciosamente, calladamente, en el más estricto anonimato, pero no menos eficaces en los objetivos que nos marcábamos, eran gentes instaladas permanentemente en una labor de “intendencia” y de apoyo “subversivo”, necesario, fundamental, y cristiano.
Compromiso cristiano, cultural, político y sindical que desembocaba en una USO (Unión Sindical Obrera) clandestina, campo directo de trabajo de cara a todos los trabajadores. El trabajo codo con codo con los partidos clandestinos que actuaban en Aragón era obligado. Todos éramos “caminantes haciendo camino al andar”.
Nosotros lo teníamos claro, más que hacer una Iglesia hermosa y fuerte, deseábamos hacer un mundo más justo, un “mundo mejor” como el predicado por el Padre Lombardi en las décadas de los años 50 y 60, pero con mayor radicalidad, pues no solo iba dirigido a la conversión personal del individuo, sino que denunciaba las estructuras de poder y de abuso de los trabajadores, y causa de la pobreza en el mundo, el Capitalismo. En definitiva deseábamos trabajar por la construcción del Reino de Dios y su Justicia, meollo del Evangelio de Jesús de Nazaret. Deseábamos una sociedad más justa.

Buscábamos la libertad para construir un mundo más justo. Este principio era fundamental en la HOAC de Rovirosa.
Tomás Malagón, el sacerdote que creyó en los pobres. (1.917-1.984).


         Tomás Malagón repetiría muchísimas veces que lo importante era la plena disposición para el seguimiento de Jesús de Nazaret y de su mensaje: “trabajar por el Reino de Dios y su Justicia que comienza ya en nuestra historia”.
Pobreza, castidad y obediencia para obrar con plena libertad. Y la libertad para construir ese Reino de Dios y su Justicia para todos los hombres, en especial para los más pobres.
La pobreza en sí misma es una desgracia. La pobreza personal y voluntaria para ser más libre en el seguimiento de Jesús de Nazaret y cumplir su mensaje construyendo un mundo más justo, por encima de todo, es la “perla preciosa” de la que se habla en el Evangelio. (Mateo, 13, 44-52).
La castidad en sí misma es una limitación de las posibilidades del hombre y de la mujer. Y una limitación por ser Eunucos que “propter se castraverunt”, para satisfacción propia. La castidad adquiere su pleno sentido cuando es para ser más libre en función de la construcción del Reino. Entonces la castidad se convierte en un valor evangélico. (Mateo, 33, 1-2).
La obediencia a las personas suele conducir al borreguismo, a la idolatría, a “castrarse” al servicio de otro hombre. Es aquello de “estar al sol que más calienta”. No lo es aquello de: “Nunca más servir a señor que se me pueda morir”, que decía San Francisco de Borja, (1.510-572).

       Si a algo, o alguien, tiene que obedecer el cristiano debe de ser al Mensaje de Jesús, a ese Reino de Dios y su Justicia que empieza “hic et nunc”, aquí y ahora. Entonces esa obediencia se convierte en un valor incalculable. (Mateo, 6,24 y Lucas, 16, 13).
En definitiva, ser pobres para ser libres. Fuera ataduras, fuera impedimentos, fuera excusas. Pobres para ser libres como “los pájaros del cielo y las flores del campo” según decía el Nazareno. (Mateo, 6, 28).
Ser castos para ser libres. Castos con pureza de alma y limpieza de corazón, como los niños. Sin ser esclavos de nada ni de nadie. (Mateo, 18 3).
Y siendo pobres y castos ser obedientes, no a persona alguna, sino al Mensaje de Jesús de Nazaret que fue  capaz de jugarse la vida por el Reino que predicaba, Reino de Justicia y de Paz. (6)
En una oportunidad, y ante el peligro de ser condenados por el poderoso Sanedrín, los Apóstoles respondieron a la insistencia de aquellos señores: “Pedro, junto a los Apóstoles, respondió:
Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo”. (Hechos 5, 29-30).

“Es una entrega total y solidaria en mejorar el mundo a favor de los más oprimidos”. (Tomás Malagón).

(En el sentido indicado, es decir obediencia al mensaje y no a personas, es muy interesante leer un libro muy enjundioso del Centre d´Estudis Cristianisme i Justícia, titulado Idolatrías de Occidente, de José I. González Faus, Xavier Alegre, Joan Carrera, Albert Florensa, Alfons Banda, Jordi Armadans, Dolors Oller, y F. Javier Vitoria Cormenzana. Barcelona, octubre, 2.004).

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