Zaragoza,
10-02-2.005.
Eliseo Bayo abrió el tema (Ver la Pagina Web SUBPÓRTICA), e
inmediatamente le seguí con mi escrito.
TODOS SOMOS
DISCAPACITADOS EN ALGO.
Hace
algún tiempo leí un artículo en Subpórtica (*) de un antiguo compañero de
estudios, escritor, y siempre amigo, Eliseo Bayo, que titulaba “De alguna
manera todos los seres humanos somos discapacitados”, y al que complementé
con mis propias experiencias y mis propios sentimientos nacidos de no pocos
recuerdos vividos a lo largo de treinta años de convivencia con discapacitados
intelectuales.
En
efecto, de una manera o de otra “todos somos discapacitados en algo”.
He
observado que además de discapacitados físicos, sensoriales, psíquicos,
intelectuales, los hay que son discapacitados sociales, emocionales, morales, y
deficientemente desarrollados en su propia personalidad.
La discapacidad
o minusvalía emocional, por ejemplo, es causa de no pocos problemas que se dan
entre las personas que nos tenemos como “personas normales”. Y esta
discapacidad o minusvalía emocional no se detecta en muchos casos fácilmente, y
sobre todo no se admite fácilmente, originando celos, envidias, sospechas
infundadas y agravios inexistentes, tergiversación de la realidad, sensación de
no ser estimado y querido según su hipersensibilidad a flor de piel,
autodefensas inoportunas e injustificadas a ultranza, desconfianzas hacia los
demás, mentiras, etc., etc.
El
espíritu “gregario”, en muchos casos “borreguil”, hace que la falta de
personalidad sea más común de lo que debería ser. Este espíritu gregario o
borreguil no favorece para nada el desarrollo integral de la propia
personalidad. Y muchísimo menos de “toda la persona y de todas las personas”.
La falta de recursos económicos, por ejemplo, es causa remota, y en ocasiones
inmediata, de la falta de posibilidades necesarias para este desarrollo
personal. No hay igualdad de oportunidades, al menos a escala global. A veces
me pregunto si es posible ese desarrollo de la personalidad en una sociedad de consumo
a ultranza, y de un individualismo feroz. Ante lo cual no cabe otra cosa que
poner en práctica aquella máxima de “se tú mismo”; y desde ahí, “se
tú hacia los demás y con los demás”, pero sin perder “tu norte”. Porque los
demás forman parte necesaria para la
formación de la personalidad. La tendencia hacia el individualismo en esta
sociedad, impide el desarrollo comunitario intrínseco a la naturaleza humana.
Las fuerzas dominantes nos empujan hacia el individualismo y a “consumirnos” a
nosotros mismos. Es un caminar contra natura.
Ante
lo cual estimular el sentido de la justicia es primordial para salir del
atolladero en el que estamos metidos. Sin justicia no puede haber vida íntegra,
de todo el hombre y de todos los hombres. Más aún, de todo el hombre en
comunión plena con la
Naturaleza. Justicia para el Hombre y justicia para la Naturaleza. Para
el hombre, haciendo que sean efectivos, para todos, los Derechos Humanos
declarados universalmente. Para la naturaleza, logrando su desarrollo de
acuerdo con las propias leyes naturales. Porque sin justicia no hay nada
estable, y nada que ofrezca una mínima garantía de sobrevivir dignamente. Nada
se puede construir sobre la injusticia. La justicia es el único camino para la
consecución de la “Salud Humana”. La justicia es anterior al amor, a la
caridad. Sin justicia no hay amor. Y sin amor, sin respeto y empatía con los
demás, la justicia puede fácilmente tornarse injusta.
Tener
respeto y empatía con todos, supone respetar y aceptar las múltiples
diferencias y deficiencias con las que podamos encontrarnos con los demás. Sin
esta aceptación previa no es posible la promoción integral de todo el hombre y
de todos los hombres.
Los discapacitados no lo son
totalmente, y Sí somos todos discapacitados en algo. El
que reconoce su discapacidad, su limitación, se capacita para el encuentro con
el otro, y para la superación de esa discapacidad. Desde mi necesidad camino
hacia la solidaridad con todos los demás. Desde mi necesidad abro el camino
para la con-pasión. No somos jugadores en un equipo de “estrellas”. Jugar de
uno en uno es jugar menos. Jugar con los demás de igual a igual cada uno con
sus diferencias, y aportando lo mejor de sí mismo, es ser mucho más. Tan
importante es la consecución del fin, como lograr la unión en la consecución de
ese fin, aunque se tarde mucho tiempo, aunque no se consiga en un momento
histórico concreto. Lograr la unión de personas libres para un fin bueno y
común, es ya lograr el fin. Según nos cuenta la Biblia los israelitas
anduvieron cuarenta años perdidos por el desierto sin encontrar su “tierra
prometida”, pero se encontraron y caminaron como un pueblo libre y unido.
En mi
trato diario con los que “oficialmente” tenemos como discapacitados, he podido comprobar
que son y están tan próximos, si te acercas a ellos con empatía, y son tan
valiosos como lo pueda ser cualquiera. Aportando cada uno lo que es, y siendo
aceptado por los demás, se puede caminar muy lejos.
Por
ejemplo, su productividad laboral, una vez colocado cada uno en su puesto
adecuado, es tan importante como la de cualquier otro trabajador. Por otra
parte su aporte de cariño, de fidelidad, de interés por aprender a hacer las
cosas bien, de esfuerzo personal y colectivo, de humanismo…, compensa las
limitaciones que cada uno pueda tener. En Centros Ocupacionales y en Centros
Especiales de Empleo su aportación de plusvalía es muy considerable. Lo mismo
ocurre cuando pasan a la Empresa Normalizada. Lo que ocurre que es mucho
más difícil contar con el “diferente” en una sociedad organizada para el
“consumismo e individualismo”, donde impera el “sálvese el que pueda, y el que
venga detrás que arree”.
Me he
preguntado muchas veces si, ¿no podríamos caminar hacia una sociedad en la que
ya no haya enemigos, ni adversarios acérrimos, sino compañeros de viaje que
busquen la verdad y la justicia? Porque aceptando al otro, damos un paso más
hacia la verdad; y a su verdad sumamos la nuestra; y los fallos de todos son
más fácilmente depurados y eliminados, aproximándose por consiguiente a la Verdad Común. Siempre debe de
haber confrontación de ideas, de pareceres, pero no encontronazos y mucho menos
eliminaciones violentas por causa de las ideas; ni de intereses individuales
que solo miran el bien propio y no tanto el Bien Común. En un mundo globalizado
como el que estamos viviendo lo que se dice del individuo se dice también de
las Sociedades y de los Estados
La Naturaleza se
desarrolla según su propia dialéctica en una constante sucesión de Tesis,
Antítesis, y Síntesis. En el hombre ocurre lo mismo, como ocurre igualmente en
la historia humana y en el desarrollo de los pueblos.
Para
avanzar la humanidad en su desarrollo, tan importante es la Tesis mantenida (“esto es
así”), como la Antítesis
sostenida (“esto es así, pero puede ser de otra manera”). Ante el modo de
pensar y de actuar de un grupo, confronta sus ideas y actuaciones otro grupo. Mediante
el diálogo y la discusión noble y sincera se puede llegar a una Síntesis Común.
Ambas posturas sumadas, sintetizadas y depuradas nos permiten llegar a una Síntesis
(“esto puede ser de otra manera y, consecuentemente será de otra manera”), que
siempre será un paso más hacia delante en el devenir de la sociedad. Síntesis,
que a su vez, se convertirá, con el transcurrir del tiempo, en nueva Tesis a la
que se opondrá otra nueva Antítesis, permitiendo, a su vez, nueva Síntesis, y así sucesivamente. No hay
dogmas, no hay estancamientos, puesto que todo pasa, todo fluye, todo cambia
con el tiempo. En eso consiste el progreso del la humanidad como tal humanidad.
¡Cuanto más humano, en profundidad, sea el hombre, la sociedad, la humanidad
entera, más divino será el hombre, más “Hombre” será el hombre! ¡A mayor
humanidad, mayor divinidad!
Zaragoza,
30 de Agosto de 2013.
Laureano
Molina Gómez
Ex
Educador de discapacitados Intelectuales.
Notas:
*
Eliseo Bayo en Subpórtica:
Eliseo
Bayo Poblador fue compañero de estudios, llamados Humanidades (Bachillerato),
en el Seminario Menor de Alcorisa (Teruel); posteriormente realizamos estudios
de Filosofía en el Seminario de Zaragoza. Más tarde se hizo periodista de
avanzadilla, y siempre escritor y poeta. Por mi parte continué estudiando Teología;
fui cinco años cura rural; me hice cura obrero; y terminé siendo educador de
discapacitados intelectuales hasta que me jubilé.
-Fotos: https://www.google.es/search?q=discapacitados&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=EqMhUqXNDMWThQfG0IDQDw&sqi=2&ved=0CDoQsAQ&biw=1200&bih=614
No hay comentarios:
Publicar un comentario