Cuentan que mis manos iluminaron unos ojos cerrados, convirtieron el agua en exquisito vino y multiplicaron panes y peces ante una multitud hambrienta.
Olvidan que el milagro más valioso es el de tu vida: con dolor y llanto llegaste a ella y así la dejarás si no has sabido vivirla.
Milagro fue erguirte, estrenar pensamiento y llorar; comprender el silencio de las estrellas; sentir la sangre alterada que palpita y palpar la cueva en donde poder amar.
Milagro es que en la alborada de cada día, roto el silencio de un tiempo robado, puedas hacer que tu reloj de sangre oscile y sigas contando las horas de un renovado sol.
¡Revélate! ¡Haz de tu vida un milagro! No permitas que el arrogante tiempo haga de ella un espacio oxidado sin la esperanza de un horizonte nuevo que festejar.
VIRGEN DEL ÁGUIILA. PANIZA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario