martes, 20 de mayo de 2025

¿”POR QUÉ FUI  SECRETARIO DE DURRUTI”?

Es el título del libro narrado y escrito en primera persona sobre las experiencias que el autor, mosén Jesús Arnal Pena, natural de “Candasnos” y párroco del pueblo Aguinaliu/Graus (HU), vivió, y ayudó, al líder anarquista en la Guerra Civil Española. (1936-1939).

Jesús Arnal Pena.

“Cuando los milicianos entraron en el pueblo de Candasnos –situado en la Carretera Nacional II entre Zaragoza y Lérida, y más en concreto entre Bujaraloz y Fraga- el Jefe del Comité Local Revolucionario y de Defensa de Candasnos Timoteo Callén, cuando fue preguntado a quien había que fusilar en el pueblo, contestó sin vacilar: “aquí no hay nadie que tenga que ser fusilado”.   

- Y ¿el Cura, donde está el Cura?

- El Cura se ha ido a Zaragoza, fue la respuesta.

En Candasnos no se fusiló a nadie.

Pero todavía hay más:

Hijo de Candasnos había un sacerdote, Jesús Arnal Pena, que estaba de cura en un pueblecito cerca de Graus, en plena montaña, que se llamaba Aguinalíu de la provincia de Huesca. Cuando los milicianos fueron por allí buscando al cura, él se había refugiado ya en la montaña. Desde el pueblo se domina todo el valle y se puede observar quien se acerca por la carretera. Mosén Jesús conocía bien la montaña porque acostumbraba a ir de caza con los vecinos de su parroquia. Allí estuvo refugiado durante mucho tiempo en una de las cuevas inaccesibles e invisibles por la maleza del entorno. Alguien del pueblo le subía de vez en cuando víveres suficientes para subsistir.

Cuando se cansó de estar escondido se decidió a bajar a monte través, siempre caminando por la noche y descansando escondido por el día, con la idea de llegar hasta su pueblo, Candasnos, y refugiarse en su casa. Y Así fue.

 

Candasnos.

Estuvo escondido en su casa hasta que un día se acercó su paisano y amigo Timoteo Callén que le dijo:

“Mira Jesús, aquí no estás seguro porque ya empieza a correr el rumor de que estás en el pueblo. Por lo que te propongo que esta noche con dos más de tu confianza te llevemos hasta Bujaraloz donde Durruti tiene su Cuartel General y está al mando de su columna, la “Columna Durruti”. Es amigo mío y veremos qué podemos hacer...”

Durruti lo miró de arriba a bajo y dijo: “Timoteo si este cura es tu amigo, es mi amigo”. Y dirigiéndose al cura, que naturalmente no llevaba sotana, le espetó: “Jesús, tienes dos opciones: o marcharte y, tarde o temprano, caerás en manos de algún grupo de milicianos, con lo que no te aseguro tu supervivencia, o quedarte conmigo y hacer de secretario. Yo necesito uno que me lleve la relación de todos mis hombres y se encargue de dar los permisos que se requieran para que se ausenten del frente, visiten a sus familias en Barcelona y controle su retorno”.

 

Todo esto y más lo cuenta el propio Jesús Arnal en el libro de sus memorias “Por qué fui secretario de Durruti”, que escribió cuando volvió a ejercer de sacerdote, una vez terminada la guerra en la Parroquia de Ballobar (HU).

 

(Cuando en invierno de 2007. terminé de leer el libro que me dejaron, Carmen Angás de Candasnos, y su marido Pepe Bada de Favara, anoté en mi agenda: “Libro curioso y sincero”. “Podría servir de síntesis para actitudes que unieran a los dos bandos de la Guerra Civil Española”. “Jesús fue humano con los rojos, y por eso Durruti lo preservó aun después de su muerte, pues los de su Columna, por respeto a su Jefe, lo siguieron protegiendo. 

 

Recordemos que Durruti cayó herido el 19 de Noviembre de 1936 en el Frente de Madrid donde el Gobierno Republicano exigió su presencia con  parte de su Columna. Murió el día 20, el mismo día que José Antonio Primo de Rivera fue fusilado. Y fue enterrado en Barcelona el día 21 con todos los honores.

Buenaventura Durruti (1896-1936).

Jesús siguió con el resto de la Columna Durruti hasta que Bujaraloz fue tomado por los Nacionales. Se retiró con sus compañeros de la Columna a Barcelona, y después marchó a Francia con los mismos compañeros. Una vez en Francia, y como otros muchos hicieron, se desplazó hasta Hendaya, y por Irún entró nuevamente a España. Del campo de Concentración en Pamplona fue rescatado por sus familiares y llevado a Candasnos. Muchos intercedieron por él hasta que quedó libre plenamente y fue admitido como sacerdote por el Obispado de Lérida.

“Y Jesús Arnal siguió siendo humano y comprensivo con todos bajo el mando de los Nacionales”. “Y por eso siguió ejerciendo de sacerdote”. “En su relato sobre la guerra, y visto desde su realidad, fue amigo de sus amigos anarquistas, y amigo con sus nuevos feligreses durante el mandato de Franco. No es necesario decir que durante “su jefatura” o su influencia en la Columna, salvó a muchos, y también después como sacerdote intercedió por otros muchos.


Zaragoza, 24 de Mayo de 2007.

Laureano Molina Gómez.

 

La Balsa Buena. Candasnos.
 

Subida a la Nevera. Candasnos.


 
Bujaraloz

Bujarloz 
 
Bujarloz.
 





 

 

 

miércoles, 30 de abril de 2025

 

ROMERÍA EN 1897
(Albalate del Arzobispo y Ariño).

 

Laureano Molina

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D. Román García Gárate, siendo maestro nacional en una escuela pública de Bilbao (1927-1935), escribió un artículo “de elevado fervor patriótico” en el Boletín del Centro Aragonés de la ciudad (pag. 34), con el título “De mi tierra” (1929).

Hace referencia, usando nombres ficticios, a dos mozos, Juan y Miguel, vecinos de Albalate del Arzobispo y del pueblo limítrofe de Ariño. El escenario de los hechos fue la romería al Santuario de la Virgen de Arcos. La rivalidad entre los dos pueblos por la posesión de la imagen de la Virgen hacía historia. Hoy en día no es así, pero a través de los años, incluso de siglos, siempre existió ese litigio y esa pugna por la que, ante cualquier motivo, se desencadenaba una pelea llegando con gran facilidad a las manos.

Juan y Miguel se enzarzaron en una fuerte disputa llegando a agredirse a puñetazos e incluso con palos. Ante la cual los bandos de ambos pueblos se posicionaron “contundentemente”.

Pasó algún tiempo y ambos muchachos fueron movilizados para participar en la guerra de Cuba. Uno cayó mal herido entre unos matorrales quedando abandonado.

Entre los gritos de dolor no cesaba de repetir: “¡Virgen de Arcos, sed mi amparo y consuelo!”

Aconteció que el otro muchacho con algunos compañeros coincidió en pasar por allí, y al oír la invocación a la Virgen de Arcos, lo cogió, cargó con él y consiguió que le prestaran la consiguiente curación.

Algunos años más tarde volvieron a encontrarse en la Romería al Santuario de la Virgen.

El abrazo que se dieron ante sus correspondientes vecinos fue impresionante. Hubo grandes aplausos y camaradería entre los dos pueblos.

D. Emilio García Gómez, nieto de D. Román, hace referencia al artículo de su abuelo en su libro publicado sobre “Román García Gárate”, pág. 279, Febrero de 2014.

D. Román fue maestro y alcalde de Albalate del Arzobispo.

Por su parte José Manuel Pina Piquer en su historia titulada “De ilusiones y tragedias. Historia de Albalate del Arzobispo”, editada por el Ayuntamiento (2001), habla sobre los “Litigios con Ariño” (pag. 160) y “Graves incidentes en la romería al Santuario de Arcos entre vecinos de Albalate y de Ariño” (pag. 247), en donde hace referencia a la gran rivalidad entre los dos pueblos de Albalate y de Ariño por causa de la posesión de la imagen de la Virgen de Arcos. Interesante es también lo que aporta sobre “El extraño Caso del Pastor Natalio” (pgs. 129-133).

“El Santuario de la Virgen de Arcos se encuentra-, a orillas del río, frente a la Sierra de Arcos, muy cerca del pueblo de Ariño, cuya “puerta” queda marcada por el corto estrechamiento del río que separa los campos de ambas poblaciones. En realidad, Albalate y Ariño usan y disfrutan la fiesta con similar entusiasmo. Aunque a lo largo de la historia hubo sus más y sus menos, como por ejemplo los graves incidentes que se produjeron entre ambas poblaciones al celebrar la romería en el día 27 de Abril de 1.897, como ha quedado dicho.

“Nos querían quitar la Virgen”, me contó en cierta ocasión el abuelo Remigio, y que entonces tenía 34 años. D. Román tenía en esa época 19 años.

Cuando los de Albalate se enteraron de que “los de Ariño querían llevarse a “su” Virgen de Arcos, subieron al Santuario con palos, falces, horcas, y demás argumentos contundentes”. Tuvo que intervenir la Guardia Civil, me contaba mi abuelo Remigio.


La “sangre” no llegó al río y todo aquello es “agua pasada”. Pero las disputas llevaban ya varios años, y posiblemente incluso varios siglos.

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“MARIAM DE NAZARET”.

Siguiendo a José Antonio Pagola en su libro “JESÚS. Aproximación histórica”, podemos decir que vivir en Nazaret es vivir en el campo. Jesús vive abierto a la naturaleza: las flores del campo, los pájaros del cielo, y su Dios es quien tiene un cuidado amoroso por sus criaturas. Se alegra por el sol y la lluvia, pero mucho más por la bondad de Dios para con todos sus hijos. Por eso Jesús habla siempre desde la vida. Amar la vida y sumergirse en ella. La creación, el mundo, el hombre y la mujer es lo primero, después y como consecuencia amar al hombre-mujer, a la naturaleza, es decir, a toda la creación.

La preocupación de los nazarenos, los vecinos de Nazaret, era la subsistencia y el honor.

A partir de aquí se desarrollaban todas las demás actividades. Según la Misná, resumen de la Ley de Moisés, se organizaba todo. La mujer era “dueña de la casa, el hombre, amo de los campos”.

Por consiguiente, María (Mariam), todas las mujeres, su trabajo consistía primordialmente en la casa, preparar la comida, limpiar, reparar la ropa, Etc… Pero al ser Nazaret un pueblo pequeño, de montaña, aislado de la civilización dirigida desde Jerusalen, o desde el poder organizativo de los invasores romanos, las mujeres y niños participaban en la recolección de las cosechas: cereales, olivas, y uvas principalmente. Los higos de temporada y los higos secos eran alimentos importantes. Tenían prisa en recoger las cosechas por si venía alguna tormenta y malograra los esfuerzos de todo el año. Les iba en ello la vida: subsistir y pagar los cuantiosos impuestos a los que debían hacer frente, por parte del Templo de Jerusalen y por parte del Imperio Romano, era lo primordial.

Las mujeres salían de la aldea para traer agua y leña; los hombres además de las faenas del campo, remendaban los aperos de labranza, tejían y reparaban el calzado de toda la familia: sandalias de cuero, de pieles curtidas. Las ovejas y las cabras eran un complemento en la subsistencia de los nazarenos.

María, la madre de Jesús, hacía lo de todas las mujeres de entonces: cuidar de la casa y de los hijos.

Las mujeres a penas tomaban parte de la vida social de la aldea, eso era cosa de los hombres. Aunque las mujeres se acompañaban y se apoyaban mutuamente en su propio mundo.

Jesús más tarde defenderá a las mujeres de la descriminación que sufrían. No eran dueñas de sí mismas. Pertenecían al varón: padre, esposo, hasta podían ser vendidas. Las viudas quedaban en total desamparo. Jesús las acogerá entre sus discípulos, y se manifestará abiertamente contra el repudio del marido a su mujer. Jesús fué un gran defensor de la mujer en un mundo totalmente adverso. No fué políticamente correcto como diríamos hoy en día. Fué radicalmente justo. Fué a la raiz de los males. Liberó a sus proximos de las enfermedades que padecían, y los liberó, además,  de la sumisión interna endémica, siendo víctimas de una cultura multisecular, religiosa por una parte, y política por otra.

Jesús fue un laico (no era sacerdote judío) en el sentido de que era uno más entre los demás; en el sentido de que lo laico es lo “común a todos”, es decir aquello en lo que todos coinciden. Lo laico es lo que une a los ciudadanos y suprime privilegios. “Todos iguales ante la Ley, todos iguales ante Dios”. “Todos somos hermanos”. Esto es la exigencia que el Evangelio impone a los seguidores de Jesús. Y María fue la fiel seguidora de su hijo Jesús. La primera educación que recibió Jesús fue la de su madre. Mas tarde la influencia de su padre José fué determinate. "De tales árboles, salió tal astilla".

Si en Jesús lo humano-masculino es asumido por Dios mediante la encarnación, igualmente en María es asumido lo humano-femenino mediante el nacimiento de “María mujer”. Lo femenino se convierte en camino de lo humano hacia Dios, y de Dios hacia lo humano.

“¡Y cuanto más humano, más divino!”

(Zaragoza a 25 de Mayo de 2014. Laureano Molina Gómez).

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Remigio Gómez Bude y Román García Gárate. Consuegros.
 
Portada del libro de Emilio García Gómez.
 
 
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Portada del libro de José Antonio Pagola, teólogo e investigador en Sagradas Escrituras. 

Nazaret en la actualidad.
 
Paisaje de Nazaret en la actualidad.
 
Recreación de escena nazarena.

 

 



 

jueves, 24 de abril de 2025

   ¡¡¡LA ROMERÍA!!!

 

 Laureano Molina


>Las ventanas de las casas del pueblo se iban iluminando pausadamente, sin intermitencias. Los gallos se oían cantar en un ordenado “diálogo” de unos con otros. Las chimeneas comenzaban a echar humo. Las amas de casa se afanaban en preparar la merienda, y los hombres daban el último pienso a las caballerías, y ordenaban los aperos y los carros para el viaje.


Rayaba el alba, y el día prometía ser espléndido. La Fiesta, la Romería, comenzaba ya en ese mismo instante. Más aún, la fiesta había comenzado los días anteriores con su ansiada y anhelada espera.

A la salida del sol todo el mundo atravesaba ordenadamente el puente sobre el río Martín.

Era un caminar alegre y festivo hacia algo distinto de lo habitual; hacia el recuerdo de su propia historia como pueblo, y al recuerdo del “prodigio” realizado: “la aparición de la Virgen al pastorcillo Natalio”.

La Romería era el encuentro en la ermita con familiares, vecinos y amigos. Cada uno lleva el recuerdo de sus antepasados, con la impronta de sus huellas dejadas en sus descendientes con su ejemplo, su trabajo y su sacrificio. Recibían su herencia y la trasmitirían con fidelidad a los suyos.

También era el encuentro con “lo milagroso”, con el misterio, con lo sagrado. Y en este caso de la Virgen, era el encuentro simbólico con la madre, la mujer amada por excelencia.

Era un día de “uno con los otros” y para los otros.
De vivir individualmente cada uno en su hogar, se pasaba a vivir junto a los otros y para los demás.
Y ello bajo la protección y bendición de la “Gran Mujer”, la Virgen de Arcos.

El Ayuntamiento juntamente con la Cofradía de la Virgen preparaba para todo el que lo deseaba unas sabrosísimas alubias blancas con chorizo y un panecillo tipo campesino, de hogaza.
Ordenadamente pasábamos con nuestros recipientes en los que se nos servía nuestra ración personal de “judías de la Virgen”.

Las alubias comunitarias y el pan formaban parte de la liturgia popular. “Todos comían el pan y las judías con chorizo, salidos de una misma hornada, de una misma olla”.
Era la comunión de todos en un mismo espíritu.

Todos comen fundamentalmente de un mismo rancho. Es el amor solidario vecinal, siendo todos comensales de “una misma mesa”.
La alegría de una fiesta entorno a una comida campestre y bajo la unión del recuerdo de sus historias al amparo del Santuario, podría ser el ejemplo simbólico de una nueva sociedad donde nadie se queda sin comer.

“Es una comida humana, porque es una comida solidaria”. Y puesto que es una comida humana y solidaria comienza a ser una comida “divina”.
Cuanto más humana y más solidaria, más divina.
Por ello las discusiones quedan a un lado. Se olvidan las viejas rencillas, y se encuentran familiares y amigos en ocasiones separados.
Es un día en el que se comulga con la naturaleza, con el prójimo, y en definitiva con lo divino.

¡Ese comer, SÍ es un saber comer!

Es el bien comer que genera amistad, porque se sabe perdonar y porque se comparte lo que se tiene, lo que se es.
Este comer solidariamente unidos que genera lo humano, que celebra el amor.

Y “cuanto más humano, más divino”.<

 
(“Lunes II de Pascua, o de “Cuasimodo”, en Albalate de Arzobispo”. Año 2008”).
(Laureano Molina Gómez).

 

 





 

 

 

 

 

miércoles, 19 de marzo de 2025

 MISMA VIDA, MISMO ESPÍRITU, Y MISMA MISIÓN

Hermandad Obrera de Acción Católica. HOAC.

 Tomas Malagón y Guillermo Rovirosa. 

 

Segovia, Agosto de 1970.

(Laureano Molina).

  Introducción:

Recibimos un comunicado de la HOAC y de la ZYX adjuntándonos el esquema de un cursillo que se celebraría en Segovia entre los días 18 al 29 de Agosto de 1.970.

Se trataba de aunar posturas a la hora de la creación de comunidades cristianas de base. Para ello era conveniente reflexionar en común y de exponer cada zona de España las luces y las sombras de su experiencia ante el resto de militantes. Y todo ello a la luz del Evangelio y de una Teología Misionera nacida al calor de la doctrina del Concilio Vaticano II.

Según el esquema que se nos aportaba el título del cursillo era Teología y comunidades misioneras. (1)

La introducción y el planteamiento del cursillo correría a cargo del teólogo y sacerdote andaluz, consiliario de la HOAC de Almería, José Domínguez.

Bajo el título “el cristianismo y la comunidad cristiana en la época técnica, se hacía y nos hacía estas preguntas:

¿Es posible definir qué es un cristiano hoy, y qué es una comunidad cristiana?

¿No es una utopía describir un ideal de vida cristiana en el plano personal y comunitario, y luego pretender que la realidad vital se acomode a él?

¿Sería mejor estudiar el dinamismo de la historia humana, o identificar sencillamente el cristianismo con el humanismo que se va gestando en ella canonizando todos los elementos?

Si se establece de antemano un ideal de vida cristiana en el plano personal y comunitario, ¿se puede considerar la sociología religiosa corriente (que solo estudia el decálogo entre las creencias y prácticas religiosas y la vida) como válida para determinar una situación misionera y plantear una auténtica pastoral de misión?

Era una crítica de la sociología religiosa vigente.

Por otra parte, la acción del cristianismo en el mundo, y el ideal de la vida cristiana como meta de su actividad en la historia, tendría unas consecuencias a la hora de trasformar ese mundo, de tal manera que la meta última del cristianismo sería precisamente  la actuación en la historia.

El obispo de Segovia Antonio Palenzuela tomaba la palabra para ahondar en la idea de qué es ser un discípulo de Jesús y cómo había que seguirle.

El valenciano militante de la HOAC, artesano de profesión, cura obrero y creador de una comunidad cristiana de base en Valencia, Antonio Andrés Juan,  planteaba, ¿qué es una auténtica comunión con Dios en el Jesús de Nazaret y según el Espíritu? Puesto que la comunión entre los hombres debía ser una comunión de vida, de bienes y de acción. Los compromisos de la fe y del bautismo deben de ir en ese triple sentido de comunión. Hablaba de su propia experiencia y desde su barrio valenciano de gentes trabajadoras, y emigrantes, llamado como no, el Barrio del Cristo-Malva-rosa. Comunión de los pobres, porque así fue el Mesías de los pobres. Para crecer en la comunión era fundamental la Eucaristía en el espíritu de la última cena de Jesús con sus discípulos.

(Nota: Antonio moría el mismo día que el también cura obrero Wirberto Delso Díez, y ambos recibirían sepultura el día 23 de Abril de 2.009, día de San Jorge. En Noticias Obreras de 1-11-09/15-11-09, nº 1.491,  sus compañeros de la HOAC le recuerdan así: “Antonio, hijo de padres viejos, “enfant terrible” en la Iglesia y fuera de ella…, enfermo perpetuo y a veces imaginario…, jesuita frustrado, sujeto de dos grandes pasiones: Jesucristo y los pobres, estas pasiones concretadas en su barrio, en sus luchas por la dignidad, al servicio de los más necesitados, vecino y ciudadano ejemplar… Martillo de herejes, hereje golpeado por el martillo de otros martillos de herejes, callo en el dedo gordo de los obispos, bufón (así lo decía él) de jerarquías eclesiásticas, hoacista cumplidor estricto (no se perdía nada), pero rebelde y auto marginado, padre espiritual del equipo Barrio del Cristo-Malva-rosa,  pozo de sabiduría cristológica, director espiritual de jóvenes, viejos y vírgenes consagradas, penetrador del ser humano, comprendedor de la gente incomprendida e incomprensible, queriendo a cada uno como era, visitador de convictos encarcelados, amante espiritual de la soledad, confesor público de sus propios pecados: “a mí lo que me pasa es que no amo bastante a Dios”. Todo eso y más”).

El Consiliario nacional de la HOAC, Antonio Martín, plantearía el tema desde el punto de vista del pueblo. Había que ir al pueblo, hacerse del pueblo, y ello de una forma permanente y definitiva. Y se preguntaba: ¿Quién es el pueblo sociológica y teológicamente hablando? Hay que ir al pueblo sociológico para que sea pueblo de Dios. Y el pueblo sociológico tiene su propio esquema de valores (materialismo). Y hay que tener en cuenta la situación institucional en cuanto a lo económico, lo social, lo cultural, lo político y lo religioso.

Volvía a intervenir Domínguez subrayando cual era la tarea de la misión. Hacía falta una etapa previa a la evangelización cristiana. Había que crear una comunidad humana, incentivar la maduración social, la psicológica y la moral para vivir “el Evangelio de la triple comunión”. Comunidad de vida, de bienes y de acción.

Posteriormente vendría la tarea propia de la evangelización: la creación de una comunidad cristiana, con las motivaciones cristianas, y con la ética cristiana.  Catequizar suponía convertir la comunidad cristiana en comunidad de testimonio y compromiso.

El sacerdote y teólogo murciano Fernando Egea contraponía los ideales cristianos y las realidades actuales. Comunidades tradicionales de religiosos frente a las nuevas comunidades cristianas de base. Exponía las contradicciones de la Iglesia: por una parte la masa de bautizados, por otra parte el objetivo era ¿sacramentalizar o evangelizar?..., ¿el culto al servicio de la misión?..., ¿evangelizar o humanizar?... ¿El trabajo de los presbíteros o el apostolado libre?... ¿Obras apostólicas o solo comunidades?

Nuevamente Domínguez insistía con las comunidades de base como respuesta misionera. Y se preguntaba ¿las comunidades de base, son realmente respuesta? Y venía a pronunciarse sobre la necesidad de una promoción de cristianos, de si debíamos ser fermento en la masa, luz y sal en el mundo, germen en comunidades con nuevo estilo, comunidades de base y misión con obreros, campesinos, e industriales, bachilleres y universitarios, clases altas y medias.

El teólogo Alfonso Álvarez Bolado hablaría sobre los presbíteros y las comunidades de base.

Y el Padre Llanos venido desde su comunidad madrileña del Pozo del Tío Raimundo expondría su reflexión sobre “las comunidades de base y el futuro del presbiterado”. Cual sería la figura del sacerdote en el futuro. Qué papel tendrían las comunidades cristianas en la configuración del nuevo tipo de presbítero. Desde donde se haría el reclutamiento de candidatos al presbiterado.

“Las comunidades de base y el futuro de la iglesia. Realismo y esperanza cristiana”. Decía: el cristianismo es difícil, ¿cual será el futuro de la Iglesia?, ¿los que se quedarán atrás?, ¿el destino de los profetas?, ¿la pasión por el número (muchos, pocos)?, ¿será necesario aceptar la diáspora misionera?, ¿superación del fracaso?, ¿salvación individual y vocación misionera? Reflexiones que hacía desde una vida pobre y austera el veterano sacerdote jesuita José María Llanos. Con el fin de abortar aquel ejemplo de vida en el Pozo del Tío Raimundo, tanto el Régimen Político como las Jerarquías Eclesiásticas le propusieron importantes cargos públicos que él rechazó.

Tomás Malagón expondría todo un programa de Teología bajo el título “para una catequesis de adultos (actual). Nueve temas con los siguientes capítulos:

--DIOS

-      ,  Dios en la existencia cristiana

-      ,  Ateismo moderno

-       , El Dios en quien no creen

-      ,  Lo que puede hacer la razón humana para pensar de algún modo a Dios

-      ,  El Dios de la Fe

-       , Humanismo y ateísmo.

-REVELACIÓN: …

-TRINIDAD: …

-CREACIÓN: …

-PROVIDENCIA: …

-REDENCIÓN: …

-LA GRACIA SOBRENATURAL ….

-IGLESIA: …

-TESTIMONIO: ….

 

Además había una serie de seminarios para desarrollar por grupos libremente elegidos.

 

(Llegado el momento nos fuimos para Segovia los sacerdotes zaragozanos Martín Rodriguez Rojo, Wirberto Delso Díez, Alfonso Milian Sorribas, y Laureano Molina Gómez.

Fueron once días intensos. Por la mañana cuatro charlas. Por las tardes los seminarios monográficos por grupos. Al final de la jornada teníamos la celebración eucarística vivamente participada. La casa de Ejercicios Espirituales del Arzobispado de Segovia y alquilada por HOAC-ZYX, estaba a rebosar de sacerdotes y militantes cristianos. Los descansos eran los estrictamente necesarios. Solamente por las tardes teníamos un rato libre para visitar la ciudad..

La casa del cursillo estaba muy próxima al inicio del Acueducto de Segovia, por lo que una tarde fuimos hasta el lugar donde arrancaba el acueducto. Para mí supuso una pequeña desilusión, pues en la parte superior del acueducto no hay mas que un pequeño canalillo de mas o menos unos 0´50 x 0´50 m., si mi recuerdo no me traiciona. ¡Tan inmensa obra para tan escasa conducción de agua! Claro que el agua procedente de la sierra, limpia y fresca, atravesaba por medio de ese magnífico puente el barranco, en su día, que rodeaba a la ciudad, y que por encima de sus murallas llegaba para saciar la sed de los ciudadanos de la época.

Pasear al atardecer por la ciudad, es una gozada. Ver la puesta del sol a través de los arcos del acueducto es un espectáculo. Sus piedras se tornan de un color oro ligeramente tirando a rosado que cautivan. San Esteban, casa de Los Picos, la Catedral y el Alcázar). era un paseo obligado).

 

Índice:

--  Nuestra espiritualidad.

- Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos. (1ª)

-- Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra. (2ª)

 - Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. (3ª)

-- Bien Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (4ª)

-- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (5ª)

-- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (6ª)

-- Bienaventurados los que hacen la paz. Porque ellos serán llamados hijos de Dios. (7ª)

-- Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (8ª) 

NUESTRA ESPIRITUALIDAD

Intentábamos ser fieles a los principios de la HOAC nacidos del ejemplo de Jesús de Nazaret, de la comunidad que él creó con sus discípulos. (2)

Una comunión perfecta de vida: “Jesús, conoce a sus discípulos y se da a conocer; los acepta como son, con sus defectos, fallos, carácter, temperamento, y les ofrece su amistad”.

“Comparte sus sufrimientos y sus alegrías en el cumplimiento de la misión confiada por el Padre”.

“Recibe de ellos la confesión de sus vidas”.

“En diálogo permanente les explica el misterio del Reino de Dios y su misterio personal, y provoca en ellos una adhesión firme a su persona y a su mensaje. Así, en la comunión de vida, crea la fe en la comunidad naciente”.

“La fe es alianza con Cristo, que incluye la entrega sacrificada y desinteresada a Cristo y a los hermanos. Fe señalada por el bautismo, que se expresará en la vivencia del Cuerpo Místico, en la realización de la humildad-servicio”.

“Comunidad perfecta de bienes: Jesús pone en común con ellos todo lo que tiene hasta el poder de hacer milagros. Les introduce en la práctica de la pobreza-comunión de bienes y les lleva a la vivencia del Mandamiento Nuevo, del amor cristiano, que en frases de Pablo es: actuación de la fe-entrega-servicio. Amaos los unos a los otros… En esto conocerán que sois mis discípulos”. (Gl, 5,6 y Jo. 13, 34-35; 15, 12-17; 1ª Jo, 1, 4 y 2,8).

“Comunidad de acción: experiencia que proporciona a sus discípulos en el anuncio y en la realización del Reino de Dios. Les hace crecer en la capacidad de sacrificio que hace falta para ello. Les prepara para que sean capaces de aceptar las humillaciones, persecuciones, sufrimientos, incomprensiones, incomodidades, y la muerte por el Reino de Dios y su Justicia”.

“Les enseña a negarse a sí mismos, a renunciar a sus intereses personales y a sus caprichos, a su situación humana, y a los gustos personales”.

  “Para templarlos en el sacrificio por el Reino de Dios les muestra la gran esperanza que les aguarda: la vida, el Reino definitivo”.

A través de todo el Evangelio se ve que Cristo quiere que su iglesia y dentro de ella cada comunidad particular y cada grupo sea una comunidad de pobres de Javhe.

Su “programa” quedará establecido especialmente en los ocho principios fundamentales evangélicos. Escalones que hay que subir uno tras otro en orden a conseguir el objetivo final: “ser fiel a la construcción del Reino de Dios y su Justicia”.

Programa que no es otro que las ocho Bienaventuranzas que se relatan en el Evangelio de Jesús.

Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos. (1ª)

La pobreza: pobre es el que está dispuesto a perder lo que tiene y lo que no tiene. Desprendido y libre de todo ha de estar el militante. El desprendimiento se pone de manifiesto por la capacidad de comunión, en la facilidad para la pobreza actual. Pobreza espiritual sin comunión, no existe. Si hay pobreza espiritual, al ver a Cristo en los demás, ¿cómo no comunicar lo que se tiene? Cuando no hay comunión, no hay desprendimiento. Por eso, la comunión lleva necesariamente a la pobreza.

Pobres de espíritu son los pobres reales, conscientes, libres y voluntarios, que por amor a Dios, confianza en Él, por amor a los hombres especialmente a los pobres sociológicos, y por imitación a Cristo, eligen vivir en la pobreza, como encarnación y testimonio. El valor de esta pobreza no está en la privación sino en el amor, que lleva a través de la comunicación constante de bienes a la plena comunión.

Para ser pobre de espíritu se puede partir de la situación de riqueza o de la situación de pobreza sociológica. Lo importante es la comunión, y a ser posible la comunión total de bienes como expresión de amor. Los pobres sociológicos, en general, pueden estar sicológicamente mejor preparados para entender y realizar la comunión que los ricos. Lo que no es compatible con la pobreza evangélica es un desprendimiento exclusivamente interior que no se manifiesta en la comunión.

(Estoy transcribiendo al pie de la letra unos apuntes cogidos a mano de lo que Tomás Malagón entendía como genuino el sentido de las bienaventuranzas.

Era el sentido de las bienaventuranzas que en la doctrina de la HOAC  se tenía muy presente. Por eso quiero conservar tal cual lo que entonces aprecié y sentí. Cada uno que lea entre líneas y saque las conclusiones que estime oportuno).

Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra. (2ª)

La mansedumbre: parece que el diablo se empeña en rodear de palabras feas las realidades más hermosas. “Manso” en castellano suena un poco a tonto. En latín suena peor: “mitis” (blando). El francés lo acaba de arreglar: “douce”. No digamos de los misales que nos traducen: “bienaventurados los dulces”… Sin embargo la mansedumbre es una virtud de fuertes: es la no-violencia activa acompañada de espíritu de amor. Es no contestar a la violencia con violencia, y hacer esto por amor. Es renunciar al mismo derecho que en ocasiones podemos tener como cualquier otro. Es renunciar a la violencia pero caminando firmes a donde tengamos que ir, lo cual no es ceder. Es estar dispuesto a hacer todo lo que haga falta hacer. No quiero decir que la violencia sea injusta, sino que el cristiano no debe tomarla como sistema. Defender siempre al “apaleado”. Huir de la fuerza bruta.

Esto supone mucho dominio de sí mismo y de las circunstancias. Hace falta mucha fuerza para practicarlo. Tenemos un ejemplo maravilloso en Gandhi con el empleo de la mansedumbre, que llegando a veces a ofrecer los indios sus cuerpos limpios a los disparos de los ingleses, fue la India la primera nación que obtuvo la independencia de Inglaterra. Gandhi decía que esto lo aprendió del Evangelio.

Ortega y Gasset manifestaba: Cristo al decir que “a quien te hiere en una mejilla, ofrécele la otra” instauraba una forma superior de cultura. Ortega distinguía tres períodos en la historia del mundo: a) Exaltación de la fuerza bruta, era un período de glorificación de la violencia (recordemos la prehistoria, las epopeyas…, así es como nacieron muchos títulos nobiliarios conquistando territorios de otros). b) En un segundo período se justifica la violencia sólo como defensa. En este caso, si hay que hacer violencia, se tratará siempre de justificarla (por ejemplo, teólogos justificando las guerras de Indias; Hitler y las teorías del espacio vital de los alemanes). c) Después aparecería una forma superior de cultura, la que se caracteriza por la no violencia. Es precisamente lo que hizo Gandhi. Y si lo hubiera conocido habría dicho otro tanto de Luther King, que sigue con valentía este método en la defensa de los derechos de los negros.

La mansedumbre es esta no violencia cuando va acompañada del amor y con el fin de defender la justicia.

Los “mansos” pues, no son los bonachones, ni los resignados. Cristo es el modelo supremo de mansedumbre, sobre todo en su pasión y muerte. La mansedumbre evangélica es aquella actitud que implica más respeto hacia los demás, y más fortaleza. Es la actitud de fortaleza de los mártires y santos cristianos. Esta fortaleza está muy cercana a la humildad como servicio responsable a los demás. Se opone a la soberbia, al orgullo, a la altivez,  a la cobardía, a la insolencia.

Los grupos y comunidades de pobres evangélicos deben caracterizarse también por esta mansedumbre-fortaleza como actitud colectiva. En una sociedad de personas responsables, es una actitud básica.

Esta será una de las virtudes más sobresalientes de la cultura humano-comunitaria que pretenden construir los hombres de hoy.

A una sociedad de “vicentes” y “borregos”, le prestarán un gran servicio estos grupos de “pobres-mansos”, sobre todo, si reúnen las condiciones exigidas por las bienaventuranzas para ser pobres evangélicos.

(Se  agolpan en mi recuerdo innumerables hechos que después de haber sido trabajados por cristianos de JOC y de HOAC, instruyendo, preparando y movilizando a las gentes, llegaba algún partido político, todo ello en la clandestinidad, y “capitalizaba” en su provecho las acciones emprendidas por otros. Naturalmente nos sabía “a cuerno quemado”. Pero los cristianos no nos rendíamos nunca, callábamos, pero seguíamos avanzando. Otro tanto ocurría en las asambleas de barrios: preparábamos con todo detalle las reuniones, y llegaban “los de siempre”, y desde distintos rincones de la reunión, llevaban “el agua a su molino”. Esto era tan corriente que en la ZYX se organizó un cursillo de estrategias y tácticas en el “tratamiento” de multitudes. Evidentemente teníamos muy presente aquello que decía Jesús “Los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz”. (Luc., 16, 8). Y añadía: “Sed cándidos como las palomas y astutos como las serpientes”.

En teoría copiábamos la estrategia del Partido Comunista: “unos mantenían una afirmación, otros (pero del mismo grupo camuflado) sostenían lo contrario, al final aparecían los que expresaban una síntesis de ambas posturas dejando a todos contentos”. Era lo que se pretendía.

El partido Comunista decía: “Esto es así. Pero esto podría ser de otra manera, debería ser de otra manera. Luego esto será de otra manera”.

Los de la JOC y los de la HOAC decíamos “la realidad es así. Pero a la luz del Evangelio debería ser de otra manera. Luego la realidad será de otra manera”. En el fondo esto era la revisión de vida. Cada uno y en grupo hacíamos nuestros compromisos en nuestras reuniones, y salíamos a la calle a ponerlo en práctica, fortalecidos además por nuestras Eucaristías fraternales y comunitarias).

Y en el sentido de la mansedumbre insinuada anteriormente recuerdo en especial a dos militantes de la HOAC, (en realidad había muchos), Enrique Subiza y el compañero Aquilino. Enrique, casado con María, con dos hijas y un hijo, era el prototipo de lo que se dice en esta bienaventuranza. Era un hombre discreto, callado, observador, eficaz y responsable en todos los compromisos que asumía aunque fueran de lo más insignificantes; sonreía siempre, no se enfadaba nunca, pero aquello a lo que se comprometía lo cumplía. El amigo Damián V. V., delegado de la ZYX en Aragón, no encontró mejor casa para hospedarse que la casa de María y de Enrique. Aquilino, (no recuerdo su situación familiar), parecía un hombre “insignificante”, que pertenecía a los “Equipos del Dolor” de la HOAC. Siempre calladamente, discretamente, pacientemente (a pesar de su propia enfermedad), visitaba asiduamente a los compañeros enfermos, a vecinos del barrio de Torrero, a todos los que podía acompañar, animar, asistir, y con los que siempre se solidarizaba, y estaba siempre a lado para lo que hiciera falta. Sus vidas, la de estos militantes, eran siempre servicio incondicional a su prójimo.

Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. (3ª)

Los que lloran: los que resultan ser víctimas de la injusticia. Entre ellos principalmente se encontrarán los dispuestos a luchar por la justicia: las víctimas del mal son las mejor preparadas para combatirlo.

El sufrir y el llorar, al menos interiormente, es otra nota característica de los pobres. Cuando no hay llanto, dolor, sufrimiento, persecución, incomprensión es porque no se han tomado en serio las exigencias de la pobreza evangélica. Siempre que se tomen en serio estas exigencias, necesariamente se choca con los ambientes, instituciones, y estructuras, y en seguida aparecen la cruz y el sufrimiento. “Todos los que quieren vivir religiosamente con Cristo Jesús, padecerán persecución”, dice San Pablo (2Tim. 3, 13).

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (4ª)

La justicia, bíblicamente, es el ajustamiento de todas las cosas, personas e instituciones, es el plan de Dios. Abarca desde la justicia que se refiere a los bienes económicos y culturales, hasta la justicia que consiste en la vida de Gracia, en la Santidad y en la Alianza con Dios. Todo lo que los hombres designan con la palabra justicia cabe dentro de la justicia bíblica.

Según esto, la tercera característica de los grupos y comunidades cristianas es experimentar el deseo de que se realice la justicia, con la misma ansiedad y angustia con que el hambriento y el sediento desean comer y beber. Esto supone que estén siempre dispuestos a realizar el Plan de Dios, de manera que también ellos puedan decir con Cristo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió”. (Jo. 4, 34).

Se exige pues, el espíritu de lucha en un cristiano cuando se trata de defender el Plan de Dios. Es la construcción del Reino de Dios y de su Justicia que comienza ya aquí en la tierra.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (5ª)

Los misericordiosos, es decir, los que tienen entrañas de misericordia.

Hemos de ser, o de los que lloran, o de los que se con-padecen con los que sufren. Los que padecen con los que lloran, es otra forma de llorar.

Según la Biblia, es misericordioso aquel que sin ser víctima de una situación, comparte la suerte de las víctimas. El ejemplo de la misericordia es Dios, que sin ser víctima del pecado y sus consecuencias, ha querido que su Hijo comparta con nosotros el ser víctima.

La exigencia de esta bienaventuranza es muy seria en un mundo de hambrientos y de analfabetos, en el que la mayor parte de los hombres están excluidos de una participación humana en los bienes del progreso  y de la cultura, sin posibilidad real de hacer oír sus voces en el ordenamiento cívico y económico.

Ser misericordioso en las grandes ciudades debería llevar a los cristianos a compartir la suerte de los que viven en los suburbios, y de todos los marginados de la sociedad. Ser misericordioso nos debería llevar a compartir las situaciones infrahumanas de los campesinos.

Ser misericordiosos supone tener una conciencia aguda de los problemas de los demás, y luchar con todas las fuerzas por resolverlas.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (6ª)

Limpios de corazón son los que no buscan “su medro”, no se buscan a sí mismos, ni su interés, sino que buscan la voluntad de Dios.

Limpios de corazón que se podría traducir por “honrados”. Son aquellos que teniendo siempre buena fe o buena disposición hacia todos los hombres, piensan, hablan, y actúan en consecuencia. La limpieza de corazón es lo contrario de la hipocresía y del fariseísmo. La limpieza de corazón, cuando Cristo habla de ella en el Evangelio, siempre es a propósito de los fariseos que no limpian su corazón. (Mt. 23, 25-28; 15, 10-20. Mc. 7, 14-23).

Cuando se procede con limpieza de corazón, entonces se experimenta a Dios de manera privilegiada en el prójimo.

Esta bienaventuranza exige que las comunidades y grupos cristianos, y por tanto, las personas que las integran, estén siempre atentas al amor y al respeto de las personas con una gran sinceridad y autenticidad.

Lo que nos dice el Señor en Mt. 5, 21 y ss; 7, 1-5. Lc. 6, 39-45, puede ser un comentario de la limpieza de corazón.

Igualmente muchas de las exhortaciones  de San Pablo al huir de las obras de la carne y realizar las obras del Espíritu. (Ef. 4, 17; Gal. 5, 13: 6, 10; Col. 3, 5-15).

La limpieza de corazón incluye la castidad, pero va mucho más allá de la castidad.

Bienaventurados los que hacen la paz. Porque ellos serán llamados hijos de Dios. (7ª)

La Paz, que es el resultado de la Justicia y no de la tranquilidad que viene de tranca. Esforzarse por la paz es implantar la justicia. Así es el militante: enamorado de la paz y se esfuerza por ella.

Los pacíficos, es decir los que hacen obra de paz basada en la justicia. “Opus iusticiae pax”. Cuando hay justicia, brota la paz.

Los constructores de la paz son aquellos, que por todos los caminos, buscan la auténtica paz  con Dios y con los hombres.

La paz es la expresión de la vida en la alianza-comunión. La paz bíblica es el fruto de la promoción de la verdad-fidelidad contra la mentira-traición; de la promoción de la justicia integral y colectiva; de la promoción de la libertad personal y comunitaria de familias, grupos humanos, países, etc.; de la promoción del amor sacrificado y desinteresado de los hombres. Construir la paz, en definitiva, es luchar constantemente por la promoción integral y colectiva de todos los hombres, haciendo que las estructuras e instituciones hagan posibles el que todos los hombres que la integran estén al servicio de sus hermanos en el orden económico, cultural, político, social y religioso.

Solo los que construyen la paz de esta manera serán hijos de Dios y reconocidos por tales por Dios y por los hombres.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. (8ª)

Esta es la bienaventuranza de aquellos que desarrollan una acción de defensa de la justicia porque no se avienen con la injusticia. Las “condecoraciones son crucifixiones por delante”. Pero hay también condecoraciones por detrás. Para obtenerlas hay que hacer méritos, y estos méritos son la acción por la implantación de la justicia.

¿Qué se entiende por justicia?

La justicia en la Biblia es un concepto muy complejo. Aplicada a Dios en el Antiguo Testamento, viene a significar justicia y fidelidad, una justicia que era su fidelidad. Entre los judíos, decir que Dios es justo, era también decir que era fiel. No sin razón Dios no puede ser justo con justicia conmutativa. La justicia conmutativa es la que da a cada uno lo suyo; supone un derecho, tener algo propio. Pero ante Dios ¿qué es la justicia?

Pero además, la justicia conmutativa supone acomodarse a una norma externa. Pero acomodarse a una norma externa tampoco es posible a Dios. Por eso solo hay una manera de que Dios sea justo: ajustándose a sus promesas, siendo fiel.

De esta justicia participa el hombre cuando se acomoda y ajusta a las promesas, a los planes de Dios, cuando es según el corazón de Dios. Esta justicia incluye, claro está, el realizar la justicia conmutativa, pero la rebasa y desborda. Se trata de acomodarse a los planes de dios y realizarlos, sobre la vida personal y social del hombre, buscando la justicia en sí misma y en el entorno.

Buscar esta justicia es la octava bienaventuranza, que es la decisiva, la síntesis. Pero para llegar a realizar esto hay que recorrer las otras siete, que son como el bagaje del militante.

El Señor preparó psicológicamente a sus discípulos para aceptar la persecución. Al intentar impregnar el mundo empecatado con los criterios de la justicia bíblica, necesariamente se produce persecución.

En este sentido es aleccionador la mala “aventuranza” de San Lucas, (1, 6-26), que dice: “¡Ay de vosotros cuando todos los hombres hablen bien de vosotros, porque de este modo trataron sus padres a los falsos profetas!”.

Ezequiel califica de falsos profetas a los que engañan al pueblo con mentiras (Ez. 13, 1-23) y especialmente a los que extravían al pueblo diciendo: “Paz, cuando no hay paz” (Ez. 13, 10).

Construir la paz cristiana trae la persecución y las tensiones (Mt. 10, 34-36). Luchar contra el mundo en el sentido ético-peyorativo que tiene con frecuencia en San Juan como conjunto de hombres, que no viven las consecuencias del pecado, sino que lo legalizan en sus instituciones código-sociales y religiosas, necesariamente producen el odio y la persecución (Jo. 15, 18-27 a 16, 1-4).

La suerte de los discípulos será como la de Cristo: la persecución (Mt. 10, 16-32).

Las bienaventuranzas nos deben excitar a poner en marcha pequeñas comunidades de testimonio y de compromiso, que cumplan dentro de las comunidades más amplias y dentro de la masa cristiana, y del conjunto de todos los ciudadanos, la función de fermento, para que la iglesia se acerque cada día más al ideal de la Iglesia de los Pobres, es decir, al ideal de la Iglesia constituida por los Pobres según el Evangelio expresado en las bienaventuranzas.

Las ocho bienaventuranzas no se refieren a distintas personas. Ni son un catálogo de virtudes. “Lo que pretenden es enseñar cómo deben ser las comunidades y grupos cristianos, destacando de forma esquemática los principales rasgos de su vida comunitaria”.

Todo esto era lo que sostenía y vivía Tomás Malagón con “su alma gemela y complementaria, Guillermo Rovirosa”. Así se compenetraban y así actuaban los dos, y con ellos los hombres fundadores de la HOAC, y todos los que siguieron en aquella dinámica espiritual y social de compromiso. Los demás intentábamos ser imitadores del ejemplo que nos daban.

Tomás Malagón venía a decir, el problema es este:

“Nuestro mundo es injusto, profundamente, sustancialmente injusto, y no solo los individuos, sino especialmente las estructuras.

Ahora bien, los cristianos estamos metidos y complicados en estas estructuras. Luego algo hay que hacer”.

Y recordaba a José María Díez-Alegría cuando decía: 

“No todos podemos hacerlo todo. Pero todos tendríamos que hacer algo. Y me parece que casi todos tendríamos que hacer algo que no hacemos”. 

(Díez Alegría: conferencia titulada “Cristianismo y Revolución”. Asís (Italia). 1.967). (2).

(Zaragoza, 1º de Noviembre de 2.009, cuando hice la recuperación de mis apuntes).

(Laureano Molina Gómez).

 

Bibliografía:

(1)   Cursillo de Teología y Comunidades misioneras. Segovia, agosto de 1.970.

(2)   Ejercicios Espirituales de Tomás Malagón.

(3)   Conferencia “Cristianismo y Revolución”, de José María Díez Alegría. Asís (Italia), 1.967.

 (5)   Mysterium liberationis, T. II., de Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino. Edit. Trotta. Madrid 1990.

(6)   Tomás Malagón. Un sacerdote que creyó en los pobres. Autor: Grupo Eugenio Merino. http://www.guillermorovirosa.com/noticias197.htm