LAS FIESTAS SON PARA VIVIRLAS
Las labores de
la trilla del cereal ya habían terminado; y el grano había sido
convenientemente almacenado. El molino harinero producía una harina fina,
suave, “virgen”. Harina que estaba destinada a la masada especial para las
tortas y las magdalenas que se consumirían durante las próximas fiestas. Y
comer aquel pan blanco, esponjoso, cocido a fuego lento en hornos de leña,
alimento básico que acompañaba todas las comidas, era una delicia.
Las amas de
casa renovaban los colchones ahuecando la lana después de haberla lavado a
conciencia. Dormir en un colchón de lana recién preparado era una gozada, era
una fiesta.
Los hombres
traían del campo las mejores olivas verdes, “las sevillanas”, que se
preparaban, unas partidas y otras enteras, en pequeñas tinajas con agua, sal,
“finollo”, tomillo, romero, y ajos, muchos ajos, para que estuvieran
disponibles para poder comerlas al llegar “las fiestas”. Olivas que se comían
para almorzar, merendar, e incluso como postre o aperitivo. Comer aquellas
olivas con el sabor y el aroma del campo era un regalo para los sentidos.
El
ayuntamiento comenzaba a arreglar las calles allanándolas con tierra, piedras,
y “rujiándolas con agua y apretando las piedras y la tierra con morteros de
madera, que una y otra vez los empleados levantaban y dejaban caer hasta que
todo quedaba compacto y apretado. Eran nuestras calles de tierra batida.
Había quienes
comenzaban la vendimia temprana, y en los lagares se “cocían” los vinos y se
recogía el primer líquido de las uvas recién pisadas para preparar “la bebida”
o “mosto” que se tomaría en las mañanas de las fiestas. El “mostillo” para la
gente menuda era como la carne de membrillo, o como hoy en día la nocilla.
Los primeros
feriantes comenzaban a instalarse en los terrenos destinados por el
Ayuntamiento para tales efectos. Viendo el material en los camiones todavía sin
descargar, los críos adivinábamos las atracciones que íbamos a disfrutar
durante las fiestas.
Esto ocurría
hasta que el 24 de septiembre a las 12 horas en punto se disparaba el primer
cohete. Se volteaban todas las campanas de la iglesia. Se presentaba la banda
de música que comenzaba el pasacalles por todo el pueblo, precedido a cierta
distancia por el gaitero, los cabezudos y toda la colla de críos alegres,
nerviosos, inquietos. Eran LAS FIESTAS del pueblo, y en honor de su Patrona la
Virgen de Arcos.
Una vez hecha
nuestra comida apresurada de chicos inquietos nos citábamos para salir por la
carretera de Lécera, la Cuesta de los Churreros, hasta la paridera de Las Cabañuelas.
Allí era el encuentro, a una prudente distancia, con los toros que iban a
entrar en el pueblo, y que constituirían la novillada, la corrida de Rejones, y
algunos años la Charlotada. Al llegar los toros a la Torre Roya, se disparaba
el cohete, cerrando a nuestras espaldas con un vallado la posibilidad de vuelta
hacia atrás. Comenzaba el encierro de los toros al grito de “sálvese el que
pueda y que la Virgen de Arcos le ampare”. Había quienes decían: “sí, sí, fíate
de la Virgen y no corras”.Y así hasta que se llegaba a la plaza de toros. El
encierro era el primer plato fuerte de las fiestas de Albalate del Arzobispo.
Recogidos los
toros en los corrales de la plaza, nosotros aseados y tomada nuestra merienda,
magdalenas o torta con chocolate, acudíamos con nuestros mayores al solemne
claustro en la iglesia con la Virgen. Al final se cantaba la Salve: “Dios te
salve, Reina de los Cielos, Pura Virgen de Arcos, hermosa beldad, Vida nuestra,
dulzura divina, Segura esperanza, fin de nuestro mal”. Todo el mundo la cantaba
y había quienes lloraban de emoción.
Al día
siguiente la misa y la procesión por el pueblo. Recuerdo que a la vuelta, antes
de entrar en la iglesia, Juan “el Menaba”, arengaba a las gentes diciendo:
“Gritad conmigo, ¡viva la Virgen de Arcos!
Además de los
toros había corrida de peatones cuyo premio eran unos hermosos gallos “capones”
en la rambla del río Martín, y amenizada por nuestro gaitero y tamborilero.
El Certamen de
Jota era imprescindible. Los mejores joteros de Aragón, tanto bailadores como
cantadores pasaban por Albalate.
La diana
floreada todas las mañanas por el gaitero, y posteriormente por la banda de
música, era el mejor despertar para todos. A la noche el baile en la plaza y
los fuegos artificiales nos sumergían en un mundo mágico y de ensueño. Y al
medio día, en el “almudín”, se daban los conciertos de la banda de música.
¿Recordáis..., la “Leyenda del beso”, los “Sitios de Zaragoza”, y la “Jota de
la Dolores?”...
Las Ferias y
los “vendedores ambulantes” complementaban, animosa e interesadamente, nuestras
Fiestas. Había un vendedor de caramelos que se autodenominaba “el abandonador”.
Vendía los caramelos a cubos. Su sistema consistía en vender unos cartones,
“como si fueran cartas de Guiñote”, al precio de dos reales, en un sorteo “como
una especie de bingo”. El agraciado se marchaba cargado de caramelos para todos
los días de fiesta.
Las fiestas
son para vivirlas, para soñarlas antes, y para recordarlas después. Los días
del 24 al 28 de septiembre eran un paréntesis en nuestro quehacer rutinario
necesario, y un deshago para nuestras mentes y nuestros corazones. Era el
encuentro de la familia y el disfrute con los amigos.
El 29, día de
San Miguel, se decía: “¡en pasando San Miguel el que coja la higa para él!”. La
escuela se abría mañana y tarde, los estudiantes acudían a sus centros de
estudios de Zaragoza o de otras ciudades, las gentes del pueblo acudían a sus
faenas. Se terminaban de coger las uvas, y se comenzaban a recoger el panizo.
Empezaba a refrescar, se veían algunas “carrizas” por la calle, y se comenzaba
a soñar con la mente puesta en Navidad.
&
Foto izquierda:
Manuel Clavería, Laureano Molina, Serafín Andrés y Francisco
Pérez Bascuñana.
Foto derecha:
Pedro
Roche Arnas, Profesor emérito de
la Universidad de Alcalá de Henares. Albalate. (El primero por la izquierda
mirando al grupo).
Gonzalo
Borrás Gualís, Profesor emérito
de la Universidad de Zaragoza. Valdealgorfa. (Detrás a la derecha).
José
Borrás Gualís, Ex Director
General de Administración de Justicia de la DGA. Valdealgorfa. (Detrás en el el
centro).
José
Antonio Jiménez Comín, “Cura
guerrillero”, muerto en la Guerrilla Colombiana (Ejército de Liberación
Nacional) por defender a los pobres. Ariño. (Delante de pepe Borrás a su
derecha).
Jesús
Clavería Luego, Profesor emérito
de Lengua y Literatura Latina en el Instituto Goya de Zaragoza. Desciende de
Albalate. (Delante de pepe Borrás a su izquierda).
Ángel
Rincón Gascón, ex Inspector de la
Policía Nacional (+). Albalate.
Rogelio
Gállego Vallespín, ex Inspector
Industrial Europeo. Albalate.
Luis
Espinosa Gómez, Técnico
Administrativo. Hijar.
Serafín
Andrés Martín, Técnico Comercial.
Albalate. (Detrás a la izquierda de la foto).
Javier
Félez Aranda, Ex empleado de
Telefónica. Albalate.
José
López Palacios, “el molinero”.
Albalate.
Laureano
Molina Gómez, ex Cura obrero y ex
Educador de discapacitados intelectuales. Albalate. (A la derecha de la foto de
pie y con corbata). Etc, Etc.
&
Y hablando de
sueños, este es el mío:
“En la fachada
del Ayuntamiento se coloca una placa, previo consenso de todos, donde vienen
escritos, y por riguroso orden alfabético, todos los nombres de los hijos de
Albalate muertos directa o indirectamente a causa de la Guerra Civil Española;
los que están en la placa que todavía existe en la fachada de la iglesia, y
todos los demás que no están en ella; incluso los que por causa de haber tenido
que exiliarse fuera de España, murieron en los Campos de Exterminio Nazis;
todos, desde el primer muerto hasta el más olvidado como puede ser el que se le
conocía como “El Pepa”; sin olvidarse de los que murieron en el frente de
guerra como Remigio Gómez Roldón que nunca más se supo de él. Porque todos en
su corazón quisieron una España mejor, donde no hubiera tanta miseria, y en la
que se pudiera vivir en paz y en libertad”. “La plaza comenzaba a llamarse
desde entonces, y a imitación de la de París, la “Plaza de La Concordia”.
¡FELICES
FIESTAS!
Laureano
Molina Gómez
Zaragoza,
Septiembre de 2014.
(Publicado en
el programa de fiestas de Albalate del Arzobispo de 2014).
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