Del
seminario de Alcorisa al de Zaragoza.
En la carretera
hacia Andorra se encontraba el campo de fútbol del Club Deportivo Alcorisa. Es
donde organizábamos partidos con los del pueblo que aprovechaban para
entrenarse antes de jugar con los pueblos limítrofes. Allí estaba "El
Peseta", José Luis Roca, que llegaría a desempeñar un alto cargo en la
dirección del deporte aragonés, y todos los demás del equipo. Era un campo muy
duro porque el suelo era puro mallacán. Las caídas eran de escorchones y
escozores. Más allá, en la misma carretera se encontraba la "Balsa del
Regatillo" que acumulaba agua para el riego de los agricultores del
pueblo. Era nuestro destino habitual en nuestras salidas de esparcimiento. En
uno de aquellos inviernos tan crudos que hacía se había helado completamente
con un espesor tan consistente que nos permitía hacer patinaje a todos los del
curso.
Los juegos de
"basquet", "ajo", y pelota de frontón eran los más
habituales durante los recreos entre clase y clase. Otros nos entreteníamos de
otra forma. Recuerdo que una vez estábamos escalando la tapia del corral de los
cerdos y gallinas, cuando al compañero Comín se le ocurrió el grito de "¡Seminaristas
oprimidos, uníos!". Yo no sé de donde lo sacó. Yo no lo había oído nunca,
ni tampoco comprendí entonces por qué se armó tanto revuelo entre los
Superiores que sigilosamente nos llamaron a declarar de uno en uno. Desde luego
que entonces no pensé que yo era hijo del "exiliado político".
El ambiente era
muchas veces de excesivo "celo" por parte de nuestros educadores.
Recuerdo aquel principio que se solía decir: "Nunquam duo, saltem
tres", pensando que así se evitaría las posibles muestras de cariño entre
dos muchachos. Porque las amistades "particulares" entre dos chicos
constituían un factor de riesgo que deslizaban hacia el pecado. Entonces se
imponía "el Dios del sexo, sobre el Dios de la justicia". Hoy, el
tabú del sexo se ha superado, pero no por eso se ha impuesto el Dios de la
Justicia, justicia social y distributiva. Más, si se me apura quizás diría que
se ha usado el "ancha es Castilla" en lo sexual para distraer a la
gente de la injusticia que se está dando junto a nosotros constantemente, y
especialmente se nos distrae de la injusticia que ejercen los fuertes sobre los
débiles. ¿Cuantos "revolucionarios de bragueta no han habido en la lucha
reciente por la conquista de esta "democracia"? Revolucionarios de
"bragueta y olla", quien más y quien menos en las derechas,
izquierdas y en todos los que se consideren del centro. Y perdón si exagero...
Desde luego
entonces se conocía poco "aquello de la psicología evolutiva del
niño". Queriendo hacer bien al reprimir las tendencias homosexuales, lo
que hacían era darle más morbosidad. Por otra parte nunca comprendí aquellos
antecedentes "graffiteros", que se pintaban en las paredes de los
wáteres: "Mira que te mira Dios, mira que te está mirando, mira que te has
de morir, mira que no sabes cuando". Sin comentarios. Las duchas con agua
caliente cada quince días eran bien esperadas por todos. Las instalaciones no
daban para más. Pero eso sí, los ciclos se cumplían inexorablemente. Hiciera
frío o calor, se tuviese ganas o no, la ducha caía sobre nosotros y su efecto
beneficioso tanto físico como psicológico se producía siempre.
Pero poco a poco
el ambiente se iba abriendo cada vez más. Llegamos a visitar las minas de
carbón de Andorra que entonces estaban en pleno apogeo. Nunca he vuelto a bajar
a una mina. Fue nuestro primer contacto con el mundo del trabajo. Solo
conocíamos el mundo agrícola o el de la capital, y lo que llevaba aparejado el
mundo del campo rural y urbano. Bajar a más de cien metros de profundidad fue toda
una experiencia. Ver la valentía de los mineros trabajando en aquellas
condiciones, a algunos nos fortalecía más y nos empujaba más hacia nuestro
objetivo.
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Desde Molinos, en
la provincia de Teruel, subíamos andando barranco arriba, el de Baticambras,
hasta un recodo donde a mitad da la montaña, a la derecha del barranco, se
abría un boquete, pequeño agujero, por el que nos deslizábamos reptando como
culebras hacia el interior de las "Cuevas de las Baticambras". Cuevas
para espeleólogos bien preparados y que nosotros íbamos recorriendo ayudados
por cuerdas y candiles de carburo de los que empleaban los mineros para su
trabajo. Éramos guiados por un experto del pueblo.
A estas cuevas,
las primeras que fueron descubiertas por un pastor en busca de una cabra
perdida, las podríamos llamar de "cuevas de aventura". Descubiertas
posteriormente las "cuevas de cristal", magníficas por su belleza y
su vistosidad, que son las que se han promocionado hacia el turismo, eclipsaron
a las "Baticambras". Pero nosotros exploramos las únicas que se
conocían entonces. Si tuviéramos que hacer una comparación, aunque a lo pobre,
sería con las cuevas de Bétharran, que se encuentran en el pais vecino francés
cerca de Lourdes.
Una vez
superábamos la prueba "del tubo" por donde entrábamos, nos reuníamos
en una "gran sala" ante un mundo lleno de estalactitas y
estalagmitas. El guía nos preguntó: ¿hacia donde creéis se encuentra la
continuación de las cuevas?... Nadie respondió con seguridad. Ahora decidme,
¿por donde tendríamos que salir? El desconcierto fue general. Habíamos perdido
toda noción de referencia. Apabullante.
Rehechos del
susto, continuamos hacia un pequeño rincón que se encontraba a nuestra
izquierda. Hubo que atravesar otro paso casi tan estrecho como el de entrada.
Se extendían sucesivamente nuevas salas con nuevas estalactitas y estalagmitas,
y hacia nuestra derecha profundos desniveles del terreno. Avanzábamos
lentamente en un continuo "caer y vuelve a caer". En un continuo
"¡dame la mano y te la daré!". Nos necesitábamos constantemente unos
a otros. Era toda una experiencia.
Después de un buen
rato de caminar en aquellas condiciones, que nos pareció eterno, llegamos hasta
una profunda sima con agua, similar a la sima San Pedro de Oliete. Los nativos
decían que aquello era "un brazo de mar". Estuvimos allí un buen rato
cavilando si continuarían más las cuevas. Pero hasta entonces nadie había
avanzado más. Cuando volvimos al pueblo, el cura D. Pascual Martínez Calvo, nos
preparó una pequeña fiesta de bienvenida con sus dulces y productos naturales y
artesanales. Por cierto Mosén Pascual ha escrito en el año 2000 la Historia
del Seminario Diocesano de Zaragoza y la Evangelización. Una parte
importante del libro lo dedica al Seminario Menor de Alcorisa, que entonces
pertenecía a la Archidiócesis de Zaragoza.
El 18 de Junio de
1955, nos despedíamos de Alcorisa, acabado el 4º curso de Humanidades, pues en
Septiembre deberíamos incorporarnos al nuevo Seminario de Casablanca en
Zaragoza.
La Balsa del Regatillo de Alcorisa.
Atrás quedaban
cuatro años vividos paso a paso, pulso a pulso. Los recuerdos y vivencias se
agolpaban en nuestras mentes y en nuestros corazones. El olor de la Capilla
perfumada con tomillo desparramado por el suelo para la Semana Santa, los
cánticos a la Virgen de los Desamparados, que presidía la iglesia, las misas,
los sermones, el canto gregoriano, las máximas de D. Juan Más, el padre
espiritual, con su "Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío", sus
tabúes, miedos, aprensiones, "ni una gota de agua antes de comulgar",
la Santa Bula que dispensaba algunos días de la abstinencia de comer carne en
la Cuaresma, Etc..
&
Pero ¿cómo se
estudiaba el tema de Dios en el seminario? El texto era el de Remigio Vilariño,
que al no estar en mi poder en este momento, haré referencia a otro similar que
estudiamos en el primer curso en Zaragoza. (El 5º de Humanidades). Se trata de La
Verdad Cristiana, Compendio de Teología Fundamental y Dogmática,
(1948), de Eugenio González González.
En el Seminario de Zaragoza. 1958.
Comenzaba tratando
sobre la revelación sobrenatural y de la fe que exigía tal revelación. Y en
concreto sobre Cristo como fundador de la Iglesia cuya misión divina era
demostrada por el testimonio del Antiguo Testamento y por el testimonio del
mismo Cristo que era confirmado por sus milagros, sus profecías y su
resurrección. Para demostrar la veracidad de la resurrección se pasaba a
machacar inexorablemente a los adversarios de la doctrina católica. Los que
decían "que si había sido un fraude"; que "si Jesús no
murió"; que "si había sido una alucinación de los Apóstoles";
que "si el amor ciego de María Magdalena que deseó tanto verlo, que
efectivamente lo vio"; "que los apóstoles con su fe crearon la
supervivencia de Jesús, como proyección exterior de su idea"; "que si
lo que ocurrió es que el cuerpo de Jesús fue echado a la fosa común";
"que si no se dejaron doblegar los apóstoles ante el fracaso de Jesús y
comenzando por Pedro empezaron a ver de nuevo a su Jesús, cual en otro monte
Tabor"; "Continuó después Santiago y el día de Pentecostés lo vieron
500 personas", etc. etc. etc.
A partir de ahí se
desarrollaba toda la doctrina sobre la Iglesia de Cristo. Las fuentes de la
revelación eran la Sagrada Escritura, la Tradición divina y los Dogmas de la
Iglesia. Lo que seguía era teología pura: "Dios, uno en esencia y Trino en
Personas"."Creación y Orden Sobrenatural". "Fin del mundo y
el destino del hombre". "La Encarnación y la Redención".
"La Gracia Divina". Y "los Santos Sacramentos".
Entre las hojas
del libro de religión he encontrado unos apuntes sobre Mariología. Cinco tesis
se desarrollan esquemáticamente:
"La
Beatísima Virgen María desde el primer instante de su concepción fue preservada
de toda mancha de pecado original por un singular privilegio mediante los
méritos de Cristo".
"La
Virgen María es Madre de Dios y Madre de los hombres".
"La
Virgen María es verdaderamente mediadora".
"La
Inmaculada Madre de Dios siempre Virgen María terminado el curso terrestre de
su vida fue subida a la Gloria Celeste en cuerpo y alma".
"La
Virgen María es realmente Reina y Reina de misericordia".
La forma de
estudiar los temas era siempre la misma: Explicación de los términos. Rechazar
los adversarios. Aportar la Doctrina de la Iglesia. Desarrollar unas pruebas y
unos argumentos racionales según el común pensar de la Iglesia, dogmatizando
los enunciados expuestos. Por ejemplo se recuerdan los dogmas definidos sobre
la Santísima Virgen: 1) Inmaculada (Pío IX, 1854). 2) Sin pecado (Concilio de
Trento, 1545-1563). 3) Siempre Virgen (León Magno en la "Carta
Magna", Calcedonia, 451). 4) Madre de Dios (Tercer Concilio Ecuménico de
Éfeso, Celestino I, 491). 5) Asunción de la Virgen (Pío XII, 1950).
La
ciudad nos atraía.
En este primer año
en Zaragoza seguimos haciendo excursiones que además de distraernos del
estudio, ampliábamos conocimientos de la vida real. Por ejemplo cuando fuimos a
visitar las Minas de Sal de Remolinos. Fue una sorpresa, las paredes blancas de
sal cristalina y los labios muy salados. Visitamos el Valle de Ordesa hasta la
Cola de Caballo y pisando nieve como nunca habíamos pisado. El castillo de
Loarre fue también uno de los mejores recuerdos.
Pero lo que sí
normalmente hacíamos es ir a los "cantemisa" de los nuevos curas en
sus pueblos. La Schola Cantorum no podía faltar nunca. Recuerdo cuando cantó
misa nuestro amigo Félix Felipe en Villarreal de Huerva. A la hora de dormir
nos distribuyeron por las casas del pueblo. Fui a parar a la casa de la hija
del alcalde, recién casada, y que todavía no habían estrenado la casa. Dormí
sobre dos gruesos colchones de lana. Qué maravilla. La sorpresa fue cuando hubo
que hacer uso del excusado. Las gallinas se movían por debajo. El nerviosismo
acompañó aquel momento íntimo.
Se estaba
terminando de construir el ala derecha del edificio del seminario para poder
traer al Seminario Menor que todavía continuó un par de años en Alcorisa.
Nosotros lo observábamos todo. Por cierto que el Rector destinó a un compañero
a vigilar y contabilizar los camiones de materiales que venían para las obras.
Había veces que entraban por una puerta y sin descargar salían por otra.
Desde mi ventana
se veía la recién construida "Casa Grande", el gran hospital de
Aragón. A la izquierda estaba la antigua Feria de Muestras y a la derecha el
gran colegio para huérfanos de magisterio. Hoy el IES "Miguel
Catalán". En medio eran todos campos de cultivo. Más tarde construirían el
Campo de Fútbol "La Romareda".
En octubre de
1956, estalló en Hungría un alzamiento popular anticomunista, que fue aplastado
por las tropas rusas al servicio del nuevo Gobierno de Janos Kádar, durante el
mes de noviembre siguiente. Los tanques rusos invadieron Budapest (Diccionario
Enciclopédico de Espasa-Calpe, S.A. 1957). El impacto en España fue
impresionante. En el Seminario de Zaragoza también. Tal es así que el compañero
de curso José María, el de Muel, se arrancó en una arenga animándonos a
alistarnos cual "Segunda División Azul". Naturalmente fue un fervor,
no podía ser de otra manera. Pero creo que de alguna manera era bien visto por
nuestros profesores. Entrábamos de lleno en la consigna de ¡Franco sí,
comunismo, no! A partir de aquí empezamos a pensar de una manera más global.
Después veremos hasta donde nos ha ido llevando a cada uno de nosotros el
destino. Supuso nuestra primera rebelión contra este acto de Dictadura Rusa.
Pero la cosa no quedaría por parte nuestra así, porque en general hemos sido
poco amigos de soportar dictadura alguna.
Fotos para el recuerdo:
Capilla Seminario Alcorisa
de los Desamparados e Inmaculada Concepción
Inmaculada de los alumnos de cuso 1º en Alcorisa. 1951-1952.
Visión desde mi ventana del Seminario de Zaragoza. Año 1955.
El deporte fue siempre importante. Excursión al pueblo de Remolinos desde Zaragoza.
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