I.- DIOS,
EN ALBALATE.
El Dios
de mis padres.
La calle era
estrecha, empinada y oscura. Era el antiguo barrio judío en Albalate del
Arzobispo, villa instalada a orillas del río Martín, en la provincia de Teruel,
al amparo del castillo del los Señores Arzobispos de Zaragoza, bastión y
fortaleza impregnada en nuestra subconciencia, y paisaje gravado a fuego lento
en nuestras mentes y nuestros corazones. Desde lejos se ve el castillo y el
pueblo acurrucado bajo él. En el número 65, y hacia el final de la calle La
Churvilla, casi bajo la gran roca sobre la que se sustenta el castillo, allí
vivían Laureano Molina López y Pilar Gómez Manero, juntamente con su hija de
casi dos años, María.
Era una casa
pobre, pero habitada con dignidad, y con la ilusión de una auténtica cristiana,
mi madre, y un entusiasta anarquista, mi padre.
Todavía muestro en
mi mejilla izquierda, la cicatriz que me quedó, al derramarse agua caliente que
había en el fuego sobre mí, y por un descuido infantil de mi hermana. María,
¡cómo debiste llorar! Posiblemente más que yo. Siempre llorabas más que yo.
¿Acaso me dedicaban más tiempo a mí que a ti?..., y tú protestabas con tu
llanto? Perdóname, pero te agradezco, por primera vez quizás, los llantos que
desparramabas por doquier. Allí había vida.
La primera
reflexión que debo hacer sobre Dios es cómo una mujer tan cristiana pudo
casarse con mi padre, tan entusiasta anarquista, y ateo por ser pobre, como sus
padres: pastor de ovejas e hijo de pastor a jornal, y roturador de tierras,
para poderles sacar algo que llevarse a la boca. Es el primer misterio de la
vida, del hombre, de Dios. Pudo casarse porque quiso. Se casó porque lo quería
por encima de todo. El amor es lo que les unió. La libertad anarquista, del
Comunismo Libertario, es lo que lo permitió. Teísmo y ateismo solo pueden
convivir por el amor y por la libertad. Y síntesis de los dos fuimos mi hermana
y yo.
Pero si la pobreza
de aquel entonces era temida, más temida era la situación social que se vivía
en el pueblo y en España.
Era un 30 de Marzo
de 1937. En Febrero, Franco había bombardeado Albalate. Y lo volvió a
bombardear otra vez a mediados de Abril. Mi nacimiento era motivo de alegría en
la familia, pero también motivo de gran preocupación. ¿Qué iba a ser de
nosotros ante aquel panorama?
Rosas en Albalate
Según el libro que
José Manuel Pina Piquer ha escrito, ("De ilusiones y tragedias,
historia de Albalate del Arzobispo"), en Mayo del 37, se estaban
dando agrios combates en Albalate entre anarquistas y comunistas que pretendían
apoderarse de los centros oficiales. Militantes de la CNT y desde el
ayuntamiento lanzan numerosas bombas de mano. "Siempre lo de
siempre": unos y otros por el poder, enfrentándose los pobres entre sí,
mientras los ricos se quedaban agazapados. Se dice que el poder corrompe, y que
el poder absoluto corrompe absolutamente. Y los pobres intentándolo, e
"imitando" el uso del poder para mejorar la sociedad. El que se queda
con el poder "mejora" la sociedad, o pretende mejorarla, a imagen y
semejanza suya. Y vuelta a empezar.
Según Pina Piquer
en Julio-Agosto del mismo año, la IX División del comunista Erique Lister
terminó con la resistencia libertaria imponiendo su autoridad armada. El 11 de
Agosto aparece en la Gaceta de la República el decreto de disolución del
Consejo de Aragón. La colectivización terminó entonces en Albalate. Parece ser
que también se vio a Dolores Ibárruri ("La Pasionaria") paseando por
la carretera y discutiendo con milicianos.
Al año siguiente, el 12 de Marzo, el sábado al anochecer, la Iª División
de Navarra hace su entrada en el pueblo por la carretera de Lécera. El capitán
Segur estaba al mando. Por eso a la Plaza Nueva se le llamó Plaza del Barón de
Segur. Aunque todos la seguíamos llamando la Plaza Nueva.
EL CASTILLO DE ALBALATE DEL ARZOBISPO
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