Jueves, 14 de septiembre de
2006 14:32. Para SUBPÓRTICA, “Recuerdos del Semnario”.
LA
“PAJARILLA” DE PANIZA.
Era una costumbre nuestra que, terminado un examen (final de curso),
había que borrar todo para dejar paso a la materia de otro examen. En mi cabeza
no cabía todo a la vez. La forma de esta "inmersión bautismal" y
renovación mental era jugar un partido de fútbol o de baloncesto y además, y a
poder, ser un buen baño en nuestra piscina. Recordáis, compañeros, el trabajo
que nos costó hacer el vaciado para realizar la piscina? El primer metro de
tierra se hacía bien a pico y pala, pero después salía puro “mallacán”. Por lo
que hubo que echar mano de la dinamita. Vía de la Hispanidad, entonces en
extrarradio de Zaragoza, la cortábamos nosotros mismos para evitar accidentes a
los pocos vehículos que entonces pasaban. Algo que recuerdo al pasear
todas las tardes y comprobar las obras de remodelación del Seminario para
Dependencias del Ayuntamiento, adquirido por éste al Arzobispado de Zaragoza.
De aquel momento a la actualidad van más de cincuenta años.
Pues bien, hubo una ocasión en que necesité para ese “borramiento” del
examen terminado, además del baloncesto y de la piscina, "algo más".
Ese algo más era la "pajarilla" (vino blanco delicioso) que Domingo
Lain traía de Paníza. Con discreción me acerqué a él, pues estaba en un corro
de gente, y le dije al oído: donde tienes ese vino? Con la misma discreción me
contestó: en el armario en una botella.
Abrí el armario, vi que había dos botellas en lugar de una, y sin
pensarlo más, me "arreé" un buen trago con la particularidad que de
la que bebí no era “pajarilla”, sino mistol para limpiar las manchas. ¡Bueno!,
todo mi cuerpo fue un revulsivo en continuo movimiento y escupitajos.
"Quedé radicalmente trastocado". El borrón y cuenta nueva fue
perfecto. Todas mis neuronas se pusieron en movimiento, por lo que “nunca hay
mal que por bien no venga”.
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