La
formación en la HOAC.
Durante el año
1.969 y aprovechando algunos fines de semana y en mis vacaciones escolares,
aproveché para hacer los cursillos de la HOAC-ZYX que me fueron posibles.
Entre los
numerosos cursillos que se impartían y después de realizar el Cursillo de “Iniciación a la HOAC”, había uno muy
importante que se titulaba “La fe en el
mundo de hoy” (cursillo organizado por ZYX para promoción de nuestro
pueblo), decía el subtítulo. (6)
Comenzaba la
introducción aclarando el concepto de promoción integral del pueblo. Porque
“promoción es una palabra muy desgastada, que ha perdido por el uso las
aristas, como los cantos de un río”. Palabras que se han convertido en un
tópico.
Promoción es el desarrollo de toda la
persona y de todas las personas. Y ello en el orden económico, social,
político, cultural y religioso. De tal manera que todo hombre desarrolle sus
posibilidades, a imagen de Dios. Es decir, todo lo que sea posible, y ello
durante toda su vida.
Pero vemos que
la situación real en la que vive una gran parte de la humanidad es de
alienación. Porque una persona está alienada cuando no realiza sus
posibilidades y aptitudes: a) porque las ignora, o b) porque no las cultiva, o
c) porque se la expolian.
Para nosotros promoción es plenitud. Y Alienación es
privación. (6)
Y entendemos promoción en un triple sentido:
- Económica porque el hombre es un ser de
necesidades, es un ser esencialmente económico. Por tanto mientras no pueda
satisfacer sus necesidades biológicas fundamentales, no podrá realizarse en
estratos superiores.
- Socio-política porque el hombre es un
ser que vive con otros hombres, nunca podrá desarrollarse a sí mismo
aisladamente, si no lo hace en solidaridad y en colaboración con los demás. Lo
que hace que el hombre sea un ser esencialmente social y político.
- Cultural o ideológica porque el hombre
es un ser inteligente y libre que al mismo tiempo que transforma la realidad
con su trabajo, se pregunta por el sentido de su existencia. Y da respuesta al
sentido de su existencia, cuando se elabora una concepción del mundo coherente
y global, una cosmovisión. Esa es la dimensión ideológica del hombre.
Nosotros,
creyentes, pensamos que el hombre nunca se da a sí mismo una respuesta
absolutamente satisfactoria, si no es en la abertura de todas esas
posibilidades desarrolladas al máximo, hacia lo trascendente. Eso hace de él un ser fundamentalmente religioso.
Es todo el
pueblo el que ha de promocionarse a la vez. Porque el hombre es un ser social,
la promoción no puede ser nunca individual, sino que toda promoción es, al
mismo que personal, comunitaria y colectiva. (6)
Los que no son
creyentes han venido en decir a los creyentes: “vosotros, los cristianos, en tanto que pertenecéis a un grupo social
llamado Iglesia Católica, habéis sido históricamente, y lo seguís siendo, un obstáculo para la promoción del pueblo.
Por tanto ser
cristiano en el mundo de hoy es algo que ha de justificarse. Para la mayoría de
los contemporáneos, el cristianismo ha pasado a ser, un conjunto abigarrado de hábitos sociológicos desprovistos de
contenido, totalmente anacrónicos, y con una fuerte carga de reaccionarismo y
conservadurismo.
En un mundo
que sociológicamente aparecía como
cristiano, hasta la segunda mitad del siglo XX, era el ateo el que tenía que
justificarse. Y lo hacía denunciando los fallos de orden intelectual o vital de
los cristianos.
Los cristianos
por su parte reaccionaban con la apologética,
especialmente en el siglo XIX, pretendiendo demostrar la verdad de la religión
cristiana, y justificar como fuera su trayectoria histórica. (6)
Los tiempos
han cambiado. Nosotros en lugar de tener a los demás como adversarios y como
enemigos, serán compañeros de viaje en
busca de la verdad. Aceptaremos lo que haya de válido en las críticas que
se nos hagan. Nos “tragaremos” su visión y sus críticas, las digeriremos, las
haremos nuestras, y partiendo de esa “encarnación” en el otro, pondremos de
relieve cómo el cristianismo a pesar de todo permanece, y pensamos que puede servir hoy para salvar las insuficiencias del hombre
moderno. (Recordemos que estamos hablando según lo que pensábamos en el año
1.969).
Tenemos que
hacer que los ateos, así como nosotros lo hacemos con ellos aceptando su
visión, comprendan que es natural y
posible, que siendo hombres de nuestro tiempo, podamos ser sin embargo, cristianos.
No se trata
pues de imponer nuestra visión de las cosas, sino de dar razón de nuestras esperanzas,
y de los motivos que tenemos para creer de manera que el no creyente pueda ver
honradamente que es razonable que nosotros seamos cristianos, y desde ese plano
establecer un diálogo y un contacto. No se trata de vivir frente a los otros,
sino de vivir con los otros.
Justificándonos,
obligamos a los otros a que a la vez se justifiquen. Porque en última instancia
creer o no creer será una opción de la
libertad, que no estará condicionada ni por el desarrollo científico, ni
por el talante histórico. (6)
Pero a pesar
de la actividad que había en la HOAC-ZYX, y quizás precisamente por eso, la
presión por parte del Cardenal de Madrid Casimiro Morcillo González, (pensamos
que a su vez era presionado por el Régimen de Franco), era muy fuerte. De tal
manera que en la primavera del 69 intentaron clausurar los locales de la HOAC
de C/. Alfonso XI, 4. Madrid-14. Los teléfonos de alarma entre nosotros
funcionaron a tope. De toda España acudimos militantes para encerrarnos en
nuestros locales.
Lo que yo
estaba descubriendo sobre la postura del arzobispo Morcillo no lo podía creer.
Morcillo, que en Zaragoza había sido el gran aperturista del Seminario con
mirada clara y generosa hacia Hispanoamérica, y hacia todo el mundo, con
aquella campaña de adobes para construir complejos parroquiales en los entonces
barrios más humildes de Zaragoza, ahora se me presentaba como “El Gran
Inquisidor”. Todavía siento en mi rostro el beso cálido de Morcillo en el día
de mi ordenación sacerdotal en el Seminario de Zaragoza. (Ver en Subpórtica: El Dios de mi
pequeña historia de L.M.G.:
A Morcillo me
lo habían cambiado. Los aires de Madrid procedentes del Pardo no le sentaron
nada de bien.
Permanecimos
encerrados hasta que hubo capitulación con el Arzobispado de Madrid. Por el
momento quedó superada la situación. Aunque el fondo del problema permanecía.
Permítaseme simplificar de esta manera el problema con esta frase: “Franco Sí,
Vaticano II No”.
Pero sigamos con nuestra formación
No hay comentarios:
Publicar un comentario